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Juan Manuel Rodríguez

Veinticuatro horas tras la dimisión de Florentino

No fue una mala idea fichar a Figo. No fue una ocurrencia chisposa la de quitarle a Zidane a la Juventus de Turín. No fue un error hacerse con Ronaldo. No fue malo ilusionar a la afición con el fichaje de Beckham. ¿Falló algo? Seguro.

Transcurridas veinticuatro horas desde la sorprendente dimisión de Florentino Pérez sigo pensando que su gestión al frente del Real Madrid habrá que analizarla tranquilamente y cuando pase un tiempo prudencial. Ahora mismo, en "caliente", hay quien, quizás por motivos que tienen más que ver con la antipatía estrictamente personal hacia el personaje, se ha puesto manos a la obra en la labor de "asesinarle" con parsimonia. Y no creo que lo merezca. Es cierto que Florentino, diseñador de un plan económico que volvió a colocar al club donde, por historia, le correspondía, careció de un plan deportivo que pudiera comparársele. Pero no tengo la impresión de que el Real Madrid se encuentre tampoco, como vaticinan los más agoreros, al borde del abismo futbolístico. Sólo falló "medio" plan deportivo puesto que, y ahí están los datos, en las primeras tres temporadas (años 2000-2003) el club conquistó dos Ligas, una Champions, una Supercopa de Europa, una Copa Intercontinental y una Supercopa de España.

Es cierto que, desde la temporada 2003-2004, el Real Madrid ha dado tantos palos de ciego como entrenadores melifluos se ha traído a España. No era posible, y se le dijo, que se pusiera a Carlos Queiroz al frente de un club tan complejo. No era entendible, y también se le explicó, que entrenadores con una piel tan fina y con tan poca enjundia como Mariano García Remón o Vanderlei Luxemburgo dirigieran a la primera plantilla. Luego, las contrataciones de jugadores que no venían a cuento o el fichaje de directores deportivos sin ton ni son introdujeron al club en un galimatías de difícil solución. Lo que ocurrió en Son Moix fue, simple y llanamente, que Florentino Pérez vio de repente la luz en un día lluvioso. Hundido en el palco, testigo presencial de la desidia de sus chicos, superado por primera vez a lo largo de estos últimos seis años, Florentino decidió en ese preciso instante que sería incapaz de reconvertirse a sí mismo para construir otro proyecto deportivo tan ilusionante como el de su primera etapa.

Estoy totalmente de acuerdo con Federico Jiménez Losantos cuando dice que "Florentino ha tenido la ambición que debe siempre caracterizar a este club". Por mucho que quieran tergiversarla ahora, por mucho que insistan en querer darle la vuelta, no debe ser una mala idea ésa de traerse a su club a los mejores jugadores del mundo. No fue una mala idea fichar a Figo. No fue una ocurrencia chisposa la de quitarle a Zidane a la Juventus de Turín. No fue un error hacerse con Ronaldo. No fue malo ilusionar a la afición con el fichaje de Beckham. ¿Falló algo? Seguro. Pero de lo que estoy convencido es de que si algo no faltó fue la ambición inherente a un club tan especial como el Real Madrid. Efectivamente Florentino voló demasiado cerca del Sol. Que levante la mano el primer madridista que quiera achacárselo.

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