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Era de prever que, tarde o temprano, apareciese la misma cantinela de siempre. El Fútbol Club Barcelona es por derecho uno de los "grandes de Europa", aunque ha generado con el tiempo un mecanismo de auto-defensa (como la tinta del calamar) que trata de desviar la atención de lo realmente importante, y que tiene como objetivo indirecto a su gran rival histórico: el Real Madrid. Viendo el panorama, muy pocos entrenadores del Barcelona han logrado sustraerse al ambiente propicio, al terreno abonado y a la engañifa que supone culpar de sus propios males a los árbitros.

Si Freud pudiera emitir un diagnóstico seguramente hablaría de "racionalización del fracaso"; si el "doctor" consultado fuera cualquiera de los ochenta y cinco directivos de Gaspart dirían que se trata de "persecución". El único que trató de salvar al club azulgrana del victimismo y la melancolía fue Johan Cruyff; y al final fue el "entorno" quien no lo consintió de ninguna de las maneras, porque el invento del "centralismo" ha salvado muchos traseros en el Nou Camp.

Lorenzo Serra Ferrer parecía cuanto menos un hombre serio. Un entrenador seguramente equivocado, un técnico al que puede que le venga grande el Barcelona y que se encuentra acorralado pero, por lo menos, un hombre serio. Sin embargo, no ha sabido sustraerse a la tentación de echarle la culpa a los árbitros de sus propias equivocaciones. Que a la conclusión del partido contra el Rayo Vallecano (2-2), Serra Ferrer hablara de "falta de respeto" me parece un tocomocho para el socio culé. Esta "copla del payador perseguido" se la conocen ya hasta en Groenlandia y no engaña a nadie. ¿Habla el entrenador del Barcelona de respeto en función del presupuesto?... ¿Para mil millones un poco de respeto, y para veinte mil todo el respeto? El técnico mallorquín debería buscar primero el respeto de sus jugadores (algunos de los cuales sólo cruzan con él un frío "buenos días"); tendría que conseguir el respeto de sus directivos, afanados como están en buscarle sustituto para la próxima temporada (Gaspart da la actual por perdida). En suma, Serra Ferrer podría encontrar respeto entre los aficionados con el buen fútbol que no llega.

El técnico del Barcelona ha decidido emprender el camino más fácil: echarle la culpa al empedrado de un árbitro joven y con proyección. Como antes que él lo han hecho muchos otros entrenadores culés, se puede asegurar que es el paso previo a la destitución. Si para el Real Madrid fue mala su eliminación de la Copa ante el Toledo, mucho peor hubiera sido que del Bosque apareciera culpando al colegiado. Yo prefiero el de Caperucita.

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