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Juan Manuel Rodríguez

Y ahora contra el dream team

A veces pienso si no estaré siendo excesivamente duro en mis juicios sobre Joan Gaspart como presidente del Barcelona. Sí, porque Gaspart, que es una maldición para su club, resulta, sin embargo, una auténtica bendición para el columnista deportivo, un maná inagotable para aquellos que no somos culés y que no tenemos mayor interés que el periodístico en que las cosas le vayan bien al Barcelona. Es tan bueno en lo suyo Gaspart que hace que te relajes, pensando aquello mismo que decía Bogart en Casablanca, sólo que sustituyendo la capital de Francia por el apellido del presidente barcelonista: "¡Siempre nos quedará Gaspart!". Y así es. Gaspart no falla. ¿24 de diciembre?... Ahí está, inasequible al desaliento, Joan Gaspart. ¿1 de enero y sin nada que escribir?... Siempre nos quedará Joan Gaspart. De ahí que, aunque sólo fuera por el "interés nutricio" de aquellos que nos ganamos la vida opinando, a veces pienso si no estaré siendo excesivamente duro en mis juicios sobre Joan Gaspart.

De los últimos cincuenta artículos que he escrito para Libertad Digital, al menos quince habrán estado dedicados a la disparatada gestión del señor Gaspart. ¿Y si realmente le echaran a la calle? ¿Y si Carrillo se hubiera salido con la suya con aquella "moción fantasma" suya? Porque otra cosa no será, pero hay que reconocerle a Joan Gaspart que es una máquina mediática. Cuando todos pensábamos que tras lo de la "provocación" de Figo y su actuación en el palco del Camp Nou después del 0-3 contra el Sevilla, el presidente del Barcelona había tocado techo, ¡ahora va y arremete contra la única Copa de Europa que ha conseguido el club a lo largo de toda su historia!... Ya no es sólo que Gaspart busque inutilmente el enfrentamiento directo con Florentino Pérez, sino que lo encuentra realmente con Beguiristain, Nadal, Cruyff, Stoichkov y compañía, el genuino dream team.

La penúltima apunta a que Convergencia haya situado a Sixte Cambra (que no participó en ninguna de las candidaturas que se presentaron a las pasadas elecciones) como nuevo "hombre fuerte" de la junta directiva azulgrana, prometiéndole a Gaspart un honroso "puente de plata" en forma de recalificación y casino que acaben de una vez por todas con el estrangulamiento económico del club. Así, gracias a Jordi Pujol, don Joan podría retirarse no como el desastre que realmente es, sino como el hombre que devolvió al fútbol español el equilibrio de fuerzas con el todopoderoso Real Madrid. Descansaría Gaspart. Descansaría Pujol. Descansaría, por fin, el barcelonismo. Y los columnistas deportivos tendríamos que empezar a pensar.

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