Menú
Juan Manuel Rodríguez

Ya es primavera en el Barcelona

La macro junta del Barcelona está dividida. Unos quieren a Wenger (sector que encabeza con firmeza Joan Gaspart), otros a Lippi y algunos apuestan decididamente por Cúper. Sólo existe unidad en un tema, y es que absolutamente nadie –¡y son 85!– quiere volver a ver ni en pintura a Lorenzo Serra Ferrer. El genial Groucho Marx tenía una frase que le viene al pelo al asunto en cuestión: "No suelo olvidar una cara, pero en su caso haré una excepción". Todo el mundo quiere olvidar la cara de Serra. Y, por supuesto, la mayoría de sus jugadores.

El penúltimo en explotar ha sido Marc Overmars. En la revista holandesa Sportweek, ha puesto a caldo a su entrenador, al que define como un hombre orgulloso, con un ego muy grande y que no transige nunca. Llama la atención que sea Overmars quien ahora salta a la palestra porque, teóricamente, es uno de los beneficiados por Lorenzo Serra Ferrer. Sus palabras tienen, por tanto, mayor carga de profundidad que las que pueda pronunciar, por poner un caso, el francés Petit.

Overmars va más allá y dispara contra la línea de flotación de su entrenador al acusarle de confeccionar "tácticas políticas". Con ello querría decir que Serra elabora las alineaciones en función de su interés personal y no el del equipo. Tras escuchar detenidamente a los damnificados, uno deduce que el vestuario azulgrana debe ser como la fiesta de Blas, un circo, un show. Es lógico que el retrato robot del próximo entrenador barcelonista sea el de un "sargento de hierro", porque a éste se le ha escapado el vestuario de las manos.

Sólo hay una cuestión en la que no puedo estar de acuerdo con Overmars; continúa diciendo que los entrenadores holandeses se abren más a lo que piensan sus jugadores. Hoy mismo, Luis Figo (que sabe de qué va la historia) ha reconocido que con Van Gaal no se podía dialogar. Y es muy probable que Serra Ferrer haya pagado los platos rotos de la transición de un técnico irascible e inaccesible a otro (Cúper o Wenger) que volverá en el futuro con el látigo en la mano.

Ahora es probable que asistamos al baile de desmentidos (o ni siquiera eso), pero Overmars ha dicho lo que ha dicho. Curiosamente, el fichaje del holandés fue una recomendación de Serra, cuya cabeza ya no tiene precio; su testa rebota de despacho en despacho sin que nadie la haga el más mínimo caso. Ya es primavera en el Barcelona y se preparan los modelitos de la temporada entrante.

En Deportes

    0
    comentarios