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Juan Manuel Rodríguez

Ya no tenemos nada que temer

Madrid 2012 se me antoja indestructible, imparable, todopoderosa, rocosa e inalterable, muy difícil de parar. Es verdad que no tiene ya nada que temer salvo que, Dios no lo quiera, vuelvan a dejar suelto por ahí a Carod Rovira

Dice Iñaki Urdangarín, vicepresidente primero del Comité Olímpico Español, que "no tenemos nada que temer". Y es cierto, aunque yo le añadiría a la frase del duque de Palma el adverbio de tiempo "ya", quedando así la frase: "Ya no tenemos nada que temer". ¿Y por qué la candidatura de Madrid 2012 no tiene ya, en estos momentos, precisamente ahora que nos visitan los men in black del COI, absolutamente nada que temer?... Muy sencillo: porque la candidatura española ya ha sufrido todas las perrerías que la podían hacer. Desde ese punto de vista, Madrid 2012 se me antoja indestructible, imparable, todopoderosa, rocosa e inalterable, muy difícil de parar. Es verdad que Madrid 2012 no tiene ya nada que temer salvo que, Dios no lo quiera, vuelvan a dejar suelto por ahí a Carod Rovira.
 
Afortunadamente Agustín Pujol ya no está donde estaba, habiendo sido sustituido por Pedro Muñoz, el primer madrileño que preside la Federación Española de Tenis desde hace un montón de tiempo. Si los responsables de París hubieran tenido que soportar sólo la mitad de la mitad de lo que ha aguantado hasta la fecha Madrid, en Francia habrían dimitido Jacques Chirac y Jean Pierre Raffarin, pero aquí no pasa y seguimos inasequibles al desaliento. Eso ha calado incluso en L'Equipe, que define el proyecto español como "realista" y "muy equilibrado".
 
Por cierto que, cuando esto escribo, la selección española de balonmano acaba de darnos la gran alegría del día. La contundente victoria sobre Noruega (31-24) coloca a España en las semifinales del Mundial, el sábado ante Túnez, la selección local. Antes, Croacia venció por la mínima a Serbia (24-23) y durante dieciséis larguísimos segundos nos temimos lo peor, nos temimos el tongo. No se produjo, sin embargo, el "gol de despacho", y quizás fuera ello debido a que -por una vez y sin que sirva de precedente- los españoles no hicimos de Quijote sino de Sancho. Me gustaron mucho los mensajes subliminales dirigidos hacia los croatas: "si vosotros empatáis, Noruega nos golea a nosotros". España luchará ahora por las medallas. Ojalá este sábado consigamos hacernos con una.

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