Menú
Juan-Mariano de Goyeneche

Usuarios maduros

Insistiendo en su estrategia de atacar al Software Libre (recuérdese cuando Steve Ballmer, un alto ejecutivo de Microsoft, dijo que GNU/Linux era un cáncer para la industria del software), la compañía de Gates llevaba meses proclamando que al ofrecer el código fuente al usuario, los programas libres eran mucho más inseguros puesto que cualquiera podía buscarles errores y aprovecharse de ellos.

Ahora, de repente, acaban de anunciar que van a dejar ver (que no liberar en el sentido del Software Libre) el código fuente de Windows a gobiernos e instituciones de determinado calado. Algo absolutamente inimaginable hace unos años.

Un cambio tan brusco en el timón de la estrategia, que además va en contra y pone en entredicho lo que defendían hasta el mismo día antes del anuncio, sólo puede explicarse porque países y organismos empiecen a consideran el acceso al código fuente algo tan fundamental que justifique dejar de usar Windows si no se lo dan.

La noticia me parece extraordinaria por muchas razones, pero la que me interesa analizar hoy es la percepción de que los usuarios de programas de ordenador van alcanzando una madurez, una "cultura informática" si se me permite el término, cada vez mayor, ineludiblemente unida a un sentido crítico más acerado. Antes, los fallos de los programas se achacaban a la impericia del que los manejaba, la existencia de virus se consideraba normal e inevitable, y además nunca se asociaba con los verdaderos culpables ("virus que se propaga a través del correo electrónico" en vez de "virus que se propaga a través de Microsoft Outlook").

No digo que esa situación cultural sea perfecta todavía, pero ha mejorado: la gente empieza a quejarse de que los programas que usa son inestables e inseguros, van apareciendo sitios (el Newnham College de la Universidad de Cambridge fue uno de los más sonados) donde se prohíbe el uso del Outlook (pero no del correo electrónico en general) para evitar las avalanchas de virus, y en el último ataque de denegación de servicio contra los servidores de nombres de dominios se hablaba no de un fallo de seguridad de Internet, sino del Microsoft SQL Server. Ahora, además, se empieza a valorar la importancia de tener el código fuente.

Hay un siguiente paso en esa evolución, el de "este programa que me vende usted –pongamos que es el Word, por elegir uno conocido por todos– hace muchas cosas interesantes, pero para que se ajuste plenamente a mis necesidades yo quiero que haga también esto y esto: si usted no quiere o no puede hacérmelo, quiero poder contratar a quien yo quiera para que me lo haga". Es un paso natural: el de que el usuario deje de subordinarse al programa para que sea el programa el que se subordine al usuario. Y es un paso que exige tener y poder modificar el código fuente.

Si no se usa Software Libre, en principio sólo gobiernos y grandes instituciones podrán hacerlo con Windows, pero puesto que es una tendencia natural, se extenderá a empresas y usuarios finales.

Seguramente Microsoft tratará de sacarle también provecho económico a esta necesidad y cobrará por esa posibilidad de tener el fuente, pero en cualquier caso tenerlo es una victoria del usuario: gana en libertad, gana en seguridad, gana en flexibilidad. Y es una victoria que le debe al Software Libre y a ese denostado Richard Stallman que hace años se lanzó, en solitario y por motivaciones éticas, a escribir un sistema operativo libre que ha terminado consiguiendo, por virtud de la competencia, que Microsoft se comprometa a abrir su código fuente. Nada más y nada menos.

En Tecnociencia

    0
    comentarios