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Juan Morote

Deslinde y amojonamiento

Hay un discurso que no admite la superioridad moral de la izquierda, que no apuesta por una cultura de la subvención, que defiende un modelo de Estado claro, que aboga por un Estado más pequeño, en definitiva, que cree en la libertad

La acción de deslinde y el posterior amojonamiento es una acción civil que tiene una gran influencia en el funcionamiento del Registro de la Propiedad, por cuanto permite delimitar de forma exacta sobre el terreno la porción del territorio perteneciente a propietarios distintos, siendo el "amojonamiento" la tarea subsiguiente que consiste marcar de forma física estos límites sobre el terreno.

Parece que Mariano Rajoy ha querido extrapolar algo que resulta habitual en el registro de la propiedad al funcionamiento del Partido Popular. De esta forma don Mariano ha deslindado a los liberales del partido y los ha marcado. Frente a esta porción del partido, ha quedado como resto de la finca lo que Soraya llama tan entusiastamente "el centro reformismo", considerando que esta es su propiedad, en el imaginario suelo que es el partido.

En el figurado deslinde que Rajoy ha realizado, ha confundido el partido con su fundo, es decir, su finca. Mariano Rajoy ha pretendido sustraer del partido el debate de ideas y ha planteado una partida en la que la discusión se centra, no en los principios, sino en las personas. ¡Como si las personas no fueran las que sustentan una ideología concreta! No da igual las personas, precisamente por eso, le han bastado apenas tres semanas para dejar a un buen porcentaje del electorado popular completamente desorientado.

Eso que en política se llama "el centro" sólo tiene dos acepciones en castellano. En primer lugar, es el nombre que utilizan los acomplejados de la derecha que no quieren serlo ni aparentarlo. Y en segundo lugar, es el nombre elogioso con el que los del PSOE llaman a los socialistas pero menos que pululan por el PP. Lo que está haciendo Rajoy es aupar a los puestos de responsabilidad del partido a aquellos que balbucean un discurso basado en el eclecticismo militante y en el pragmatismo incoherente. La adopción de estos criterios de acción política sólo es producto de un complejo de inferioridad.

Frente a lo anterior, hay un discurso que no admite la superioridad moral de la izquierda, que no apuesta por una cultura de la subvención, que defiende un modelo de Estado claro, que aboga por un Estado más pequeño, en definitiva, que cree en la libertad y asume todo su corolario en educación, información, opinión, religión, comercio... Que respeta los compromisos con las personas y las ideas. Con este discurso sí nos sentimos identificados muchos ciudadanos.

Que no piense Rajoy que muchos dirigentes de su partido están de acuerdo con su deriva. Si le aplauden y no se presentan al Congreso de junio es porque piensan que dentro de cuatro años lo tendrán mucho más fácil para alzarse con la presidencia. Ya casi nadie piensa que Rajoy será presidente del Gobierno de España. El Congreso de junio es probable que sólo sea una pantomima al más puro estilo de Valko Chervenkov, quien antes de su primer congreso también realizó una acción de "ajuste" para asegurar el resultado. Lo que allí fue purga, aquí es deslinde. Lo dicho, don Mariano, todo a la búlgara.

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