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Julio Cirino

Castro destituye al presidente De la Rúa

“El señor Fernando de la Rúa ya no es más presidente de la Argentina, el Canciller Rodríguez Giavarini es un “lamebotas” de los Estados Unidos y el gobierno Argentino está integrado “...por un montón de hipócritas, pigmeos y cucarachas...” Con estas palabras pronunciadas el jueves 26 en una conferencia de prensa en La Habana, Fidel Castro dio por concluido el mandato constitucional del presidente Argentino; se aguarda en Buenos Aires a conocer el nombre de quién será designado por Fidel Castro para presidir el país en su lugar.

Pero dejando de lado el exabrupto y la pretensión imperial, hay algo mas profundo y revelador que quizá los admiradores del barbado líder deberían analizar. Una palabra provocó y provoca las iras de Fidel Castro: disenso. Para Fidel, la discrepancia no tiene espacio alguno y no sólo en Cuba sino en el planeta, y quien tiene la audacia de mostrar otro punto de vista se expone a las iras del Júpiter tropical.

No hubo por parte de Argentina, ninguna “condena” a Cuba, pongamos las cosas en claro, quien se tomara la molestia de leer la resolución de marras que Argentina votó, verá que lo que en ella se aprueba es la designación de dos “relatores”, ni siquiera se utilizó el término observadores para no herir la susceptibilidad de Cuba, para informar a la Asamblea General de la ONU respecto de la situación de los derechos humanos en Cuba. Obviamente este informe, aún no elaborado, no tiene por que ser condenatorio a-priori, particularmente si como señala Fidel Castro, en Cuba no hay ni limitaciones a la libertad de prensa, ni presos políticos, ni ninguna otra traba al libre desenvolvimiento de los ciudadanos.

Sin embargo, si repasamos brevemente algunos datos objetivos podemos llegar a sorprendernos: Partidos políticos funcionando en la isla: Uno. Lideres políticos en el país: Fidel Castro. Lideres parlamentarios: No se conocen. Líder de la oposición: No hay. Medios de comunicación radiales y televisivos: Estatales. Prensa escrita: Estatal. Resultados de la última campaña electoral: No hay.

Cuba es además, lamentablemente, uno de los pocos países del mundo, con excepción de Corea del Norte, en el que áreas enteras, hoteles, restaurantes y tiendas de su capital, están vedadas a sus ciudadanos que no pueden entrar en ellas, dado que el acceso solo esta permitido para los turistas que puedan pagar en dólares; y los miles de españoles que visitaron la isla, no me dejarán mentir.

Tal vez, lo dicho induzca a re-pensar en parte el concepto de libertad que impera en la isla. Pero nos gustaría ir un paso mas allá con esta reflexión, y decir que si este estado de cosas reflejara el deseo de la mayoría del pueblo cubano libremente expresado, en buena hora. Nosotros desde el lejano sur, podremos disentir, no verlo con los mismos ojos; pero respetamos la libre determinación del pueblo cubano a quien además, nunca se nos ocurriría insultar por tener otro punto de vista.

En cuanto a la persona de Fidel Castro, jamás podríamos llamarle un viejo dictador medio loco, con delirios imperiales y una enorme fortuna personal de la que nadie quiere hablar, porque estos términos serían ofensivos y nunca los utilizaríamos, como tampoco se nos ocurriría desde Buenos Aires, destituirle de su cargo. El punto a discutir es otro; y no pasa por el agravio personal. En la comunidad internacional más o menos civilizada existe respeto a la opiniones en divergencia, ya que es imposible pretender que la vida política del Hemisferio deba ser de un solo color; el verde oliva del uniforme del Comandante Fidel I.

En cuanto al embargo de los Estados Unidos, Argentina creyó y cree que no es la herramienta adecuada para lidiar con Castro y que además perjudica más al pueblo cubano que a la elite castrista que no sufre privación alguna.

A esta altura de su vida, el señor Comandante debería saber que la libertad no se acalla ni con palos ni con insultos.

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