Tras dos semanas en un marasmo político-económico, el Presidente argentino Fernando de La Rúa recurrió en horas de la madrugada al ex–hombre fuerte durante la presidencia de Carlos Menem, el economista Domingo F. Cavallo, quien acaba de jurar como nuevo Ministro de Economía, mientras columnas de desempleados se concentraban pacíficamente en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
Finalmente el gobierno del Presidente De La Rúa parece haber recibido la factura por los meses de vacilaciones y por haber privilegiado las internas partidarias por sobre el ejercicio del poder con responsabilidad.
Tras meses de procurar contentar a Dios y al diablo, ejerciendo el gobierno mucho mas en la ficción que en la práctica, con el inestable apoyo político que le daba el “matrimonio” de una alianza de centro izquierda conocida como FREPASO (Frente para el Socialismo) con un partido tradicional (pero a la vez escindido) como es la UCR (Unión Cívica Radical), la crisis política que se veía gestándose en el horizonte se llevó de un soplo a Luis Machinea --el Ministro de Economía puesto por la Alianza– cuyos planes para sacar al país de una aguda recesión nunca se materializaron.
En su reemplazo (casi dos semanas atrás) el presidente convocó a Ricardo López Murphy (hasta ese momento a cargo de la cartera de Defensa), un antiguo militante del partido del Presidente (la UCR) considerado por todos como un hombre de la ortodoxia liberal.
El pasado viernes 16 de marzo, tras una semana de cabildeos, López Murphy presentó su plan económico que acentuaba el intento de reducción del déficit fiscal, recortando los gastos del Estado y podando aún mas los ya menguados presupuestos educativos. Esto entre otras medidas que –según los expertos– no harían sino agudizar el proceso recesivo. La forma como López Murphy esperaba que estas medidas ayudaran a la reactivación de la dormida economía, no se explicitaba en este plan sino tan sólo como una expresión de deseo.
La reacción político-social fue inesperada, no solamente por su solidez, ni por la coincidencia de sectores muy diversos en oponerse al plan, sino además por la forma masiva en que la gente se volcó a la calle para hacer conocer su repudio.
Los intentos desganados del Presidente De La Rúa en la reunión del día lunes 19 de marzo en Santiago de Chile (donde sesionaba el Banco Interamericano de Desarrollo, BID) por sostener la permanencia de su flamante ministro de economía, no concitaron el apoyo ni del propio partido del Presidente.
Así las cosas, la figura del ex–ministro de Economía durante la presidencia de Carlos Menem, el Dr. Domingo Cavallo, autor del programa de convertibilidad, apareció en el horizonte como una tabla de salvación de la que se aferró un gobierno que hace agua.
Hombre conocido por su volcánico temperamento, poco propenso a escuchar otra opinión que no sea la suya, Cavallo fracasó cada vez que se presentó para una función electiva, pero logra hoy regresar al gobierno, poniendo sus condiciones a un Presidente muy debilitado, consideración esta que cobra aún mas importancia frente a la personalidad autocrática de Cavallo.
A todo esto, la conflictividad social continua en aumento, los índices de desocupación alcanzan picos históricos y el Parlamento no se muestra muy entusiasmado con conceder al flamante ministro las facultades extraordinarias que solicitó al aceptar hacerse cargo.
Es sin duda un final abierto de colores y matices que cambian por minuto, mientras tanto, el futuro mejor sigue siendo eso... futuro.
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