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Julio Cirino

¿Goliat en apuros?

En los últimos cuatro meses, los mercados financieros de Brasil fueron ingresando en una situación de inestabilidad difícilmente imaginable un año atrás. Con elecciones presidenciales previstas para el mes de Octubre y con los Estados Unidos aún sin definir una política respecto de la región, la realidad parece mostrar claroscuros importantes y el pronóstico para los próximos meses sigue siendo “reservado”.

Cuatro años atrás, cuando Argentina entró en recesión, la estimación generalizada fue que cualquier daño podía contenerse, limitándolo a la nación afectada sin riesgos para los vecinos; afirmación cuestionada desde el primer minuto hasta el día de la fecha, pero lo que nadie parece dispuesto a cuestionar es que, si Brasil entra en default será imposible evitar que arrastre, no ya al Cono Sur, sino al resto de los mercados emergentes a nivel planetario.

El domingo (4 de Agosto) arribó a Brasil el Secretario del Tesoro de los EEUU, Paul O’Neill, de quien se esperan claras definiciones que tranquilicen a los mercados. O’Neill, que no se caracteriza por la cautela en sus afirmaciones, declaró que su viaje tiene como objeto obtener una visión “de primera mano” de la realidad de Brasil, Uruguay y Argentina, cosa que, siguiendo la mejor tradición norteamericana, logrará con sucesivas escalas, de entre 24 y 48 horas por país, tiempo más que suficiente para lograr un entendimiento en profundidad de la realidad política, social y económica del mismo.

Brasil plantea en este momento un doble interrogante de nada fácil respuesta: el primero, respecto de su economía. Durante 2002 su moneda –el real– lleva perdido un 23% de su valor, con lo que las compañías no sólo tienen serios problemas para cubrir sus deudas en dólares, sino que encuentran cada vez más difícil obtener dinero prestado de bancos extranjeros, quienes más bien están reduciendo su exposición en la plaza, con lo que la posibilidad de una renegociación de los 250 billones de deuda pública es muy concreta.

Las compañías norteamericanas tienen aproximadamente 55.5 billones de dólares invertidos; General Motors, WorldCom –ahora en serios problemas– y la empresa energética AES son las más expuestas.

El “riesgo país”, si bien se moderó el pasado viernes, sigue colocando a Brasil con 2047 puntos básicos, en el tercer puesto mundial, sólo superado por Argentina, con imbatibles 7.000 puntos, y por Nigeria.

En las últimas semanas, las agencias de crédito volvieron a reducir la calificación de la deuda, lo que contribuye a encender más luces rojas en los tableros internacionales. Así, empresas brasileñas de primera fila tomaron créditos en esta semana al 42% de interés.

No son pocos quienes tienden a poner en la “misma bolsa” a Argentina y a Brasil; empero, sus economías registran diferencias substantivas que vale la pena destacar: si bien Brasil fue considerado como “modelo” de libre mercado y un favorito (junto con Argentina) del Fondo Monetario Internacional (FMI), a diferencia de su vecino, Brasil no trató de imitar la paridad monetaria mantenida por los argentinos que concluiría en una desordenada devaluación. Brasil dejó flotar su moneda desde 1999 y simultáneamente preservó una fuerte base industrial y un sistema bancario nacional para atender a su mercado interno.

Existe además un acuerdo tácito entre los contendientes a la presidencia: responsabilidad fiscal, respeto por los contratos y deudas y, finalmente, mantener controlada la inflación, son pilares que ninguno de ellos discute.

El segundo interrogante a responder es la resolución del dilema electoral que comenzará a clarificarse definitivamente a lo largo del mes en curso cuando se intensifique la campaña y los candidatos comiencen con sus apariciones en televisión. Por ser el candidato que representa a los dos partidos mayoritarios, José Serra, (ex ministro de Salud del actual presidente Fernando Henrique Cardozo) tendrá el doble de tiempo en el aire que sus competidores, por lo que sus partidarios estiman que aún cuentan con chances a pesar de haber caído del 21 al 14% en las encuestas.

Los números cambiaron también para el candidato de la “izquierda” Luis Inacio da Silva (Lula), quien bajó del 38 al 35%, pero continúa liderando los resultados a pesar de la inesperada aparición en escena de Ciro Gómez, representando un frente socialista que se declara a favor de la empresa privada pero contra el Gobierno.

Si bien las opiniones están divididas, al parecer va emergiendo la idea de que, con la ayuda del FMI y la finalización de la incertidumbre política, ganare quien ganare, Brasil podría iniciar una recuperación para la que ni Lula ni Ciro Gomez serían obstáculo.

Donde existen más dudas es en el comportamiento del resto de los países de la región respecto de la continuidad de las reformas liberales emprendidas siguiendo las recomendaciones del FMI, en vista de los pobres resultados obtenidos en países como Argentina, Uruguay, Perú o Bolivia por citar algunos ejemplos.

En Libre Mercado

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