Las últimas semanas nos permitieron ser testigos de una verdadera catarata de artículos y comentarios periodísticos, todos apuntados en la misma dirección: El llamado plan Colombia es “belicista” y no contribuye a la pacificación del país. Según quienes esto aseveran, los dineros deberían emplearse mayoritariamente en planes sociales, cultivos alternativos y obras de infraestructura, lo que, en teoría, es muy cierto y deseable.
Sin embargo, parecería que al presidente Pastrana, le “cargaron el fardo en la espalda” y mas le vale que se lo quite rápido.
¿Por qué? Porque si bien el plan Colombia tiene múltiples aspectos que podrían mejorarse, la realidad es que tanto las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) como los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) como los grupos de narcotraficantes integran, no precisamente grupos dedicados al debate de ideas política, sino estructuras militarizadas, ilegales, con millones de dólares gastados en armas y equipos que financian sus acciones con secuestros extorsivos y narcotráfico.
Todos ellos realizan acciones a las que les cabe la calificación de “terroristas” (ataques a blancos civiles desarmados que no participan en el conflicto) así como también destrucción sistemática de infraestructuras y de los elementos físicos y humanos que hacen a la presencia del poder político legal. Particularmente en los pequeño poblados, destruyen la alcaldía, la estación de policía, la casa del alcalde, etc y esto lo vienen haciendo con creciente intensidad en los últimos años, sin ningún plan Colombia en desarrollo.
También resultó tristemente miope la visión mostrada por los presidentes del Hemisferio reunidos en Brasilia dos semanas atrás, donde la “Declaración de apoyo al proceso de Paz en Colombia”, firmada por todos ellos, no hace sino ponerle el “fardo” en los hombros de Pastrana, ya que es su gobierno quien aparece como responsable del proceso de paz y de la falta de logros concretos en la obtención de acuerdos.
Privada y públicamente, tanto Brasil, como Perú y Venezuela expresaron además que el plan Colombia acarreaba el riesgo de que las guerrillas y los narcotraficantes cruzaran las fronteras y llevaran el problema a sus respectivos territorios nacionales.
Entonces de eso se trataba. Que Colombia se arregle como pueda, que les dé de una buena vez lo que sea que estos grupos pidan, la cuestión es que no fastidien fuera de la frontera.
Leer un poquitín de historia no sería malo. Fueron varios los que pensaron que a Adolfo Hitler se le contentaba con darle lo que pedía y de este modo se preservaría la paz. Podría decirse que se equivocaron. Y tan mesiánico era el cabo austriaco como Tirofijo y su pandilla.
La semana pasada Andrés Pastrana dijo algo que la prensa en general prefirió ignorar. Si los equipos y el entrenamiento proporcionados por el plan Colombia son mayoritariamente para la lucha contra el narcotráfico, y según las FARC ellos nada tienen que ver con los narcos, por qué la preocupación, por qué las campañas de prensa.
Hasta ahora, ni las FARC, ni el ELN, ni los paramilitares han mostrado intenciones serias de lograr acuerdos de paz realistas. Por el contrario insisten con sus ataques que la fuente de poder político no es el voto universal, sino “la boca del fusil”, y si hay algo de que se puede acusar al presidente Pastrana es de haber hecho demasiadas concesiones sin obtener nada tangible a cambio.
¿Qué debería hacer ahora el gobierno electo de Colombia? ¿Auto-disolverse, renunciar en masa, traspasar el poder a los grupos guerrilleros en la casa de gobierno? ¿Cuál sería a ojos de los críticos la acción correcta? ¿Tal vez disolver la policía y las fuerzas armadas... sería esto suficiente?
Un detalle más para concluir, querido lector. ¿Sabe usted según las últimas encuestas hechas en Colombia, qué porcentaje de la población general apoya a las guerrillas? Bueno, se lo diremos, un 2%. Si esto es así. ¿No tendrá el estado colombiano el derecho y el deber de defender a sus ciudadanos de la agresión que sufren, con o sin plan Colombia?
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