L. D. / EFE.- El encuentro corresponde a la segunda jornada, después de haberse suspendido la primera tras los atentados ocurridos en Nueva York y Washington. Las rutinas en los controles aduaneros en Estambul y las expectación por la llegada del Barcelona han rodeado la llegada del equipo catalán de la naturalidad que transcurre en estos episodios.
Paralelamente a esta situación, el Barcelona tiene resuelto un plan de emergencia en el caso de que el espacio aéreo de Turquía quede bloqueado, si finalmente se concreta un ataque estadounidense contra Afganistán. Así, el conjunto catalán tiene dos planes para salir del país euroasiático en el caso de que no poder retornar en avión: uno por mar, hasta puertos italianos o griegos, y otro por carretera, hasta Sofía o Bucarest. Desde cualquiera de estos nuevos destinos, el Barcelona retornaría a la Ciudad Condal en avión.
El jefe de la expedición barcelonista, el segundo vicepresidente Ángel Fernández, ha informado de que la opción en Italia es el puerto de Trieste, aunque el viaje desde Estambul se destaca como un punto muy lejano desde Turquía, pues la localidad italiana se encuentra en el norte. Esta es una situación novedosa en el Barcelona, pero no en la entidad, ya que su equipo de baloncesto ha pasado por episodios, incluso, mucho más comprometidos. El último de ellos lo padeció el equipo que entrena Aíto García Reneses la pasada temporada cuando debió desplazarse a Montenegro. El Barcelona debía jugar contra el Buducnost en Podgorica y consultó a la FIBA acerca de la idoneidad del viaje. El organismo ofreció garantías sin paliativos y obligó al Barcelona a viajar, a pesar de las tensiones bélicas que se vivían en la zona de Montenegro.
Pero el hecho del partido en la ex Yugoslavia no ha sido un caso aislado, ya que el equipo de baloncesto se ha visto envuelto en más de una ocasión en desplazamiento comprometidos, especialmente a principios de los años noventa cuando el destino era Tel Aviv (Israel), adonde el Barcelona llegaba con un vuelo chárter el mismo días del partido y partía a la Ciudad Condal tras el encuentro.
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Paralelamente a esta situación, el Barcelona tiene resuelto un plan de emergencia en el caso de que el espacio aéreo de Turquía quede bloqueado, si finalmente se concreta un ataque estadounidense contra Afganistán. Así, el conjunto catalán tiene dos planes para salir del país euroasiático en el caso de que no poder retornar en avión: uno por mar, hasta puertos italianos o griegos, y otro por carretera, hasta Sofía o Bucarest. Desde cualquiera de estos nuevos destinos, el Barcelona retornaría a la Ciudad Condal en avión.
El jefe de la expedición barcelonista, el segundo vicepresidente Ángel Fernández, ha informado de que la opción en Italia es el puerto de Trieste, aunque el viaje desde Estambul se destaca como un punto muy lejano desde Turquía, pues la localidad italiana se encuentra en el norte. Esta es una situación novedosa en el Barcelona, pero no en la entidad, ya que su equipo de baloncesto ha pasado por episodios, incluso, mucho más comprometidos. El último de ellos lo padeció el equipo que entrena Aíto García Reneses la pasada temporada cuando debió desplazarse a Montenegro. El Barcelona debía jugar contra el Buducnost en Podgorica y consultó a la FIBA acerca de la idoneidad del viaje. El organismo ofreció garantías sin paliativos y obligó al Barcelona a viajar, a pesar de las tensiones bélicas que se vivían en la zona de Montenegro.
Pero el hecho del partido en la ex Yugoslavia no ha sido un caso aislado, ya que el equipo de baloncesto se ha visto envuelto en más de una ocasión en desplazamiento comprometidos, especialmente a principios de los años noventa cuando el destino era Tel Aviv (Israel), adonde el Barcelona llegaba con un vuelo chárter el mismo días del partido y partía a la Ciudad Condal tras el encuentro.
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