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Larry Elder

Obama es el que ha cambiado

Clinton niega –correctamente– que sus políticas de liberalización provocaran el actual derrumbe financiero. Pero eso no impidió que Obama acusara a la "liberalización" de la crisis, aun cuando fue Clinton quien desreguló el sector financiero, no Bush.

"¿Cuánto tiempo crees que tardará la prensa en criticar a Obama?", me preguntaba un amigo. "Ocho años, como poco," le dije. "No importa lo que pase. Culparán a Bush, o a ciertas circunstancias que Obama no puede controlar, mientras escriben loas sobre cómo las supera con enorme heroicidad". Pues bien, este proceso ya ha empezado.

Tomemos algunos comentarios que vienen oyéndose desde la campaña electoral: a) La desregulación de Bush y McCain provocó nuestros problemas actuales; b) las políticas del presidente Clinton nos proporcionaron años de prosperidad; c) las reducciones de impuestos de Bush enriquecieron de manera injusta a los ricos; d) Obama pretende terminar lo más rápido posible con una guerra de Irak que "nunca debió haber sido autorizada y nunca debió haberse llevado a cabo"; y e) con Guantánamo, los pinchazos telefónicos sin garantías judiciales y los procedimientos ilegales de interrogatorio, Bush "hizo pedazos" la Constitución. Repasemos todo esto.

¿Ha oído hablar alguna vez de la ley Glass-Steagall? El presidente Franklin Delano Roosevelt, cuyas políticas del New Deal Obama quiere ahora volver a aplicar, la aprobó para evitar que los bancos comerciales actuaran como bancos de inversión. Esto es, el tipo de tareas que desempeñaban algunos genios de Wall Street como Lehman Brothers o Bear Stearns, y que consiste en gestionar fondos de titulización de activos como las hipotecas subprime. Clinton, con el respaldo de muchos republicanos, permitió que la barrera entre la banca comercial y la de inversión se evaporara al aprobar la ley Gramm-Leach-Bliley en 1999, por la que se anulaba una gran parte de la Glass-Steagall de 1933. Esto condujo a un modelo empresarial similar al que practicaba Citigroup, el banco que han rescatado hace unos días, y que nunca podría haberse implementado de no ser por la derogación de la Glass-Steagall.

De hecho, la administración Clinton, en sus momentos más bajos, difundió un informe llamado La presidencia Clinton: crecimiento económico histórico, donde asumía entre sus logros "la modernización de la Nueva Economía mediante la tecnología y el consenso sobre la liberalización".

Clinton niega –correctamente– que sus políticas de desregulación provocaran el actual derrumbe financiero. "No creo que haber decretado esa ley tenga algo que ver con la crisis actual", decía. "De hecho, una de las cosas que ha ayudado a estabilizar la crisis actual ha sido la adquisición de Merrill Lynch por parte del Banco de América, que fue mucho más rápida de lo que habría sido sin esa ley". Culpar a la liberalización de la crisis financiera pasa por alto un gran número de hechos, como el desplome de los precios de los inmuebles. Pero eso no impidió que Obama acusara a la "liberalización" de la crisis, aun cuando fue Clinton quien desreguló el sector financiero, no Bush.

Obama, como candidato, no dejó de criticar los recortes fiscales Bush diciendo que beneficiaban a los ricos. Pero ahora Obama, como presidente electo, tiene la intención de conservar todos los recortes fiscales, manteniendo los bajos gravámenes para los "ricos" hasta que expiren en 2011: toda una decepción con respecto a sus promesas de campaña.

¿Y qué hay de la "innecesaria" guerra de Irak iniciada por Bush?

Obama quiere ahora conservar al secretario de Defensa de Bush, Robert Gates. ¿Cómo? Gates apoyó el exitoso incremento de tropas y el cambio en la estrategia de contrainsurgencia. El senador Obama, sin embargo, se opuso al incremento de efectivos; de hecho, intentó bloquearlo y anunció su fracaso. Obama, como candidato, prometió sacar a todos los soldados en un año o 16 meses después de tomar posesión; y ahora resulta que Bush y el Gobierno iraquí han acordado retirar todas nuestras tropas antes de 2011, un plazo impensable de no haber sido por la decisión valiente y exitosa de autorizar previamente el incremento de tropas.

¿Qué hay de los detenidos de Guantánamo, las "pérfidas" técnicas de interrogatorio y los pinchazos telefónicos "ilegales"?

Obama (una vez en el poder) parece entender repentinamente las complejas cuestiones legales con las que se topaba Bush. Guantánamo alberga a algunas personas realmente malvadas y los asesores de Obama en materia de seguridad comienzan a darse cuenta de algunos problemas legales y logísticos. ¿Dónde meter a los detenidos? Transportarlos a suelo americano sólo crearía un posible foco de ataques terroristas. ¿Y qué normativa y procedimientos legales se deberían aplicar para transportar a los detenidos? En cuanto al programa de vigilancia de Bush (el que presuntamente "hacía pedazos" la Constitución), el equipo Obama da señales de querer conservar muchas, por no decir la mayoría, de estas "terribles" políticas.

Eric Holder, la persona que ha elegido Obama para fiscal general, ya ocupó durante la administración Clinton el cargo de fiscal general en funciones. Y Holder estuvo de acuerdo con Bush en una política muy importante, a la que se opusieron algunos iconos progres como Al Gore. En una entrevista en 2002, Holder reconocía que los terroristas tienen que ser interrogados para poder extraer información sobre sus células y sobre sus planes futuros, por lo que la Convención de Ginebra limitaba la cantidad de datos que se pueden sonsacar. Es evidente que no son prisioneros de guerra, decía Holder, y por tanto no están amparados por esta normativa. Sin embargo, proseguía, si aspiramos a una cierta reciprocidad en el trato hacia los prisioneros estadounidenses en territorio enemigo, deberíamos tratar de la manera más humanitaria posible a los detenidos (una postura que terminó adoptando Bush).

¿Dónde nos conduce todo esto? Bush, por lo visto, no fue tan malo: aspirar a presidente y gobernar como presidente son dos cosas muy diferentes. Pero no espere que los medios, encandilados con Obama, subrayen esta diferencia.

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