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Larry Elder

¿Por qué tantos están seguros de que estamos en recesión?

Las malas noticias económicas son menos malas cuando un demócrata está sentado en la Casa Blanca. Con un republicano de presidente, sin embargo, las buenas noticias pasan a ser menos buenas, y las malas terminan siendo aún peores.

¿Estamos en recesión? La mitad de los norteamericanos lo piensa, al menos según una nueva encuesta de opinión de CNN. La encuesta procura ayudar describiendo diciendo que la recesión está "marcada por un declive importante en la actividad económica". Pero lo que no dice el artículo de CNN que reseña la encuesta es que nuestra economía no está ni mucho menos cerca de una recesión.

El Gobierno utiliza la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas para definir cuándo comienzan y terminan las recesiones. Esta organización académica sin ánimo de lucro define una recesión como "un declive significativo de la actividad económica extendido por toda la economía, que dura más de unos cuantos meses, normalmente visible en términos de producto interior bruto real, ingresos reales, cifras de empleo, producción industrial y ventas minoristas y al por mayor". La mayor parte de los economistas considera que hay recesión cuando se sufren dos o más trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo.

¿Estamos, pues, en recesión? En septiembre de 2007, la Oficina de Estadísticas Laborales anunció que se habían creado 110.000 nuevos puestos de trabajo. Durante cada uno de los tres últimos meses, nuestra economía ha generado una media de 97.000 nuevos empleos. Desde agosto de 2003, la economía ha creado más de 8,1 nuevos millones de puestos de trabajo; han sido 49 meses consecutivos de crecimiento del empleo. La tasa de paro nacional se encuentra en el 4,7%, que es una cifra baja según los patrones históricos.

Desde que el presidente Bush accediera al cargo, los ingresos per cápita después de impuestos han crecido más del 12,5%, una media de 3.750 dólares por persona. Los salarios reales han crecido un 2,2% durante los 12 meses anteriores a agosto del 2007. Esto se encuentra muy por encima del ritmo de crecimiento medio a lo largo de los años 90 y se traduce en 1.266 dólares extra para una familia con dos miembros trabajando.

Las exportaciones han crecido más del 14,8% durante los 12 meses anteriores a julio de 2007 y el déficit comercial se ha visto reducido en 8.300 millones de dólares. El PIB creció a una contundente tasa anual del 3,8% en el segundo trimestre del 2007. La economía norteamericana se encuentra en su sexto año de crecimiento económico constante, a un promedio del 2,7% anual desde 2001.

Los ingresos fiscales de este año crecieron alrededor de 161.000 millones de dólares para alcanzar los 2.568 billones, el nivel más alto del que se tiene registro, y un incremento del 6,7%. Y eso acompaña al incremento de los dos años anteriores del 14,5% y el 11,8%. El déficit federal disminuyó alrededor de 250.000 millones de dólares en los tres últimos años. En febrero, el déficit presupuestario para el 2007 se proyectaba en 244.000 millones de dólares. Pero hacia septiembre, el déficit era apenas de 163.000 millones de dólares, o el 1,3% de la economía. Medido como porcentaje de la economía, el déficit es ahora más reducido que la media de los últimos cuarenta años.

¿Qué explica entonces el pesimismo? Bueno, no hay más que echar un vistazo a los medios de comunicación. Dos profesores, John Lott, economista y académico residente del American Enterprise Institute, y Kevin A. Hassett, director de estudios de política económica del AEI, examinaron las noticias de la prensa sobre la situación de la economía:

Descubrimos que los titulares que informaban sobre noticias económicas acerca del paro, el producto interior bruto (PIB), las ventas minoristas y los bienes imperecederos tendían a ser negativos con mucha mayor frecuencia cuando hay un republicano en la Casa Blanca. Y esto se cumple incluso teniendo en cuenta las cifras económicas en las que se basaban las noticias y cómo estaban cambiando esas cifras a lo largo del tiempo.

Así que las malas noticias económicas son menos malas cuando un demócrata está sentado en la Casa Blanca. Con un republicano de presidente, sin embargo, las buenas noticias pasan a ser menos buenas, y las malas terminan siendo aún peores.

El Pew Center for Excellence in Journalism examina anualmente a los periodistas. Su informe El estado de los medios informativos 2007 desveló que más de un tercio (el 34%) de los periodistas nacionales se identificaban a sí mismos como progresistas, en comparación con el 20% de la opinión pública. Mientras, sólo un 7% se identificaba como conservadora, en comparación con el 33% de la población. Prensa y opinión pública están también ampliamente separadas en lo que se refiere a valores y asuntos sociales. Por ejemplo, mientras que 58% de los norteamericanos piensa que la fe en Dios es necesaria para ser moral, sólo el 6% de los periodistas está de acuerdo.

No obstante, el informe del Pew Center solamente informa de lo que los periodistas admiten sobre sí mismos. Y mientras que el 59% de esta muestra de reporteros no podía pensar en una sola organización periodística progresista, un sorprendente 82% aseguraba conocer una conservadora. Pese a ello, el 64% de los periodistas admite que las críticas sobre la manipulación de la información son válidas.

He aquí un ejemplo típico de cómo los medios modelan los estados de ánimo. El apoyo a la guerra de Irak se incrementó del 22 al 30% –un incremento del 36%– justo antes de que el mando de las operaciones en Irak, el general Petraeus, prestase testimonio ante el Congreso. La MSNBC lo describió como "un repunte". Mientras tanto, un importante diario describía un incremento del 36% en las ejecuciones de hipotecas como "una oleada".

El fundador deCourt TVSteven Brill dijo una vez: "En lo que respecta a la arrogancia, el poder y la falta de transparencia, los periodistas son probablemente las únicas personas sobre el planeta que hacen dar por buenos a los abogados."

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