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'HISTORIA MENOR DE GRECIA'

Cimientos firmes

La enseñanza en España ha alcanzado una degradación alarmante. Los estudios comparativos son desoladores: tenemos uno de los peores sistemas de Europa. Las reformas se suceden con cada cambio de Gobierno sin que se ataje en absoluto el problema, y por el camino se han perdido elementos claves de cualquier sistema educativo eficaz: la búsqueda de la excelencia, la cultura del esfuerzo, la autoridad del profesorado... Y, por supuesto, la enseñanza de los clásicos.


	La enseñanza en España ha alcanzado una degradación alarmante. Los estudios comparativos son desoladores: tenemos uno de los peores sistemas de Europa. Las reformas se suceden con cada cambio de Gobierno sin que se ataje en absoluto el problema, y por el camino se han perdido elementos claves de cualquier sistema educativo eficaz: la búsqueda de la excelencia, la cultura del esfuerzo, la autoridad del profesorado... Y, por supuesto, la enseñanza de los clásicos.

Hoy en día la mayoría de los alumnos de Bachillerato finalizan sus estudios sin haber leído una palabra de latín o griego, sin conocer a Hesíodo, Esquilo u Ovidio, sin saber qué ocurrió en las Termópilas o en Zama. Al parecer, los sabios responsables de la formación de las nuevas generaciones consideran que todo ese conocimiento es prescindible, un mero esnobismo, un capricho para frikis y nostálgicos. No pueden estar más equivocados: están ignorando la base de nuestra cultura, de nuestra historia. La enseñanza de los clásicos es el cimiento sobre el que debería descansar cualquier sistema educativo occidental. Sin esa base, el edificio del conocimiento está condenado a derrumbarse.

Y es que además los clásicos son entretenidísimos, como bien sabe Pedro Olalla, autor de esta Historia menor de Grecia. Una mirada humanista sobre la agitada historia de los griegos. Olalla es, además de escritor, traductor, cineasta, fotógrafo, profesor y, sobre todo, helenista. Desde hace casi dos décadas reside en Grecia, donde se dedica a la investigación, la enseñanza y la creación. Un verdadero enamorado del país heleno, de su historia y su cultura, ha dedicado casi la totalidad de su obra a transmitir ese amor y conocimiento. Este verdadero artista multidisciplinar sabe combinar rigor, amenidad y originalidad en sus obras, y el libro que hoy nos ocupa no es una excepción.

La Historia menor de Grecia oculta tras su humilde título uno de los libros más interesantes, adictivos y originales que he leído en los últimos tiempos. Como indica el autor en el prólogo, se trata de una historia menor no por su temática, sino por sus personajes y por la forma en que se los trata. Aparecen, inevitablemente, los grandes héroes, los titanes de la cultura griega: Homero, Alejandro, Aristóteles, Sócrates... pero también secundarios de lujo, personajes menos conocidos e incluso anónimos. El tratamiento que reciben todos ellos es el mismo: se nos muestra un instante de sus vidas, un momento clave para su historia y la nuestra, una escena en la que demostrarán su grandeza o miseria; dudas y debilidades; sus virtudes o defectos. En suma, su humanidad.

Este elemento, la humanidad, es la base de este libro. Olalla ha querido dar a esta obra el mismo enfoque humanista que los griegos buscaron desde la Antigüedad y transmitieron a las generaciones posteriores: el elemento esencial que está en las raíces de Occidente. Sin duda, como recuerda nuestro autor, los propios griegos traicionaron a menudo este ideal humanista, pero aunque la historia esté plagada de periodos oscuros, de épocas en las que parecía que se había perdido por completo, una y otra vez los occidentales hemos logrado volver a él.

¿En qué consiste ese ideal, esa actitud humanista? En la creencia en la libertad del hombre, en su capacidad de elección. En las ideas de justicia, responsabilidad, dignidad, búsqueda de la trascendencia, la belleza y el conocimiento. En la creencia de que los aún no nacidos podrán conocer un mundo mejor. En la persecución, en suma, de la excelencia, de la mejora constante de nosotros mismos y, con ella, de la humanidad entera.

Para narrarnos esta búsqueda, Pedro Olalla ha adoptado un enfoque tan original como eficaz: es una obra literaria, sí, pero no una novela histórica (algo que ha evitado intencionadamente, como explica en su prólogo). Son más de un centenar de pequeñas escenas, apenas fogonazos en la Historia desde el 750 a. C. hasta la época actual; pequeñas películas de apenas unos minutos de duración: no son fotos, imágenes estáticas, ya que la narración fluye, la historia no empieza ni acaba en ellas. Escenas como los instantes previos a la partida hacia el exilio de Anaxágoras, las reflexiones de una joven ateniense tras escuchar a Pablo de Tarso, o la entrada de los ciudadanos de Tesalónica en el hipódromo antes de ser masacrados por orden de Teodosio.

No esperen encontrar una sucesión de anécdotas inconexas o de chismes históricos útiles sólo para ganar partidas de Trivial Pursuit: Historia menor de Grecia es una obra rigurosa, excelentemente documentada y mejor narrada, con método y un hilo conductor –el humanismo– y una protagonista clara, que no es sólo Grecia, sino la humanidad entera. Así, Olalla sabe engarzar la cultura griega con los otros pilares básicos de nuestra civilización (Roma, el judaísmo, el cristianismo) y mostrarnos que la cultura clásica llegó más lejos de lo que sus forjadores pudieron imaginar: a Arabia, la India, China, y a un Nuevo Mundo en el que el ideal de libertad supo arraigar cuando en Europa atravesaba sus horas más bajas.

Es un libro que se puede leer por mero placer, ya que es amenísimo y adictivo, pero con eso se perdería uno de sus objetivos, servir de puerta al lector para adentrarse en el mundo de la cultura griega. La estructura de la obra invita a ello: al final de cada brevísimo capítulo aparecen citadas una serie de obras de referencia sobre el personaje o tema tratado. Fuentes primarias y secundarias en diversos idiomas, obras clave que merece la pena consultar y conocer. Olalla nos tienta a ello: posee el don de autores como Zweig, Montanelli, Graves o Norwich a la hora de combinar amenidad, rigor y la virtud de despertar la curiosidad del lector, de llevarle a nuevas lecturas, nuevos descubrimientos. Esta Historia sería un libro de texto ideal: una guía que lleva al estudiante de cualquier edad a investigar, verificar lo que se le ha expuesto, consultar las fuentes, dar nuevas interpretaciones, refutar conclusiones. En suma, hacer que avance el conocimiento mediante el intercambio de ideas y opiniones.

Este libro comienza y concluye con Homero y su Ilíada, pero no significa que el ciclo se haya cerrado: la historia de Grecia prosigue, sigue escribiéndose y avanzando. Y nosotros podemos continuarla. Leer este libro es una ayuda excelente para ello, tanto para los que se quieran iniciar en el conocimiento de la cultura clásica como para los que ya la conocen y aman.

 

PEDRO OLALLA: HISTORIA MENOR DE GRECIA. Acantilado (Barcelona), 2012, 384 páginas. 

https://twitter.com/#!/MissPulina

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