Dicen que la primera víctima de una guerra es la verdad. Y dicen bien, porque la propaganda tiende a sustituir a la información con una pasmosa rapidez. Permítanme que les ponga un ejemplo que me ha llamado la atención.

Hace tres días, los medios de comunicación de todo el mundo informaban de que las tropas franco-malienses habían arrebatado la ciudad de Diabali a los islamistas. Aquí tienen ustedes la noticia que El País publicaba: "Tropas francomalienses arrebatan dos ciudades a los islamistas en Malí".

En realidad, más que ciudad, debe de ser un poblacho, porque a mi me ha sido imposible encontrarlo en Google Maps. Pero el caso es que la ciudad fue tomada. Y el episodio se narraba en la noticia con su correspondiente "lado humano": "Parte de la población que había abandonado la localidad, en la que se desarrollaron intensos combates, ha comenzado a regresar a sus casas".

Pues bien, HOY los medios de comunicación de todo el mundo vuelven a informar de que AYER se capturó la ciudad de Diabali a los islamistas. He aquí la noticia que trae hoy El País: "Las tropas de Malí y Francia reconquistan dos ciudades en manos de yihadistas"

Observen que la noticia vuelve a traer el lado humano del asunto, aunque no parece muy compatible con el "lado humano" de la noticia dada tres días antes: "La recuperación de Diabali no ha sido fácil. Los salafistas se habían camuflado entre la población, a la que impidieron huir, con el objeto de evitar los bombardeos de la aviación francesa".

Evidentemente, algo no cuadra en la secuencia de noticias. O Diabali no se tomó hace tres días, o no se tomó ayer (o los islamistas la retomaron después de haber sido tomada, lo que no parece probable). Como tampoco cuadra la descripción de lo sucedido con la población civil: o la población trataba de volver a la ciudad, o trataba de huir de ella y se lo impedían, pero las dos cosas a la vez no parecen muy lógicas.

En cuanto capturemos esa ciudad seis o siete veces, recuérdenme que la meta en la lista de lugares que tengo que visitar antes de morirme. Aunque solo sea para asegurarme de si realmente existe Diabali.