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Análisis de situación (V): La oposición democrática

Hablábamos en el hilo anterior del "búnker", esos sectores del actual régimen empeñados en la pervivencia del actual sistema de bipartidismo imperfecto, que en el fondo no es otra cosa que su negocio.

La oposición democrática

Veamos ahora qué se mueve en el campo de la oposición democrática, es decir, en esos sectores en los que se intenta transformar el actual sistema en otro despojado de los vicios que impiden que en España podamos tener un régimen democrático homologable.

Debería empezar, por orden de importancia, hablando de UPyD. Pero permítanme que altere ese orden natural, porque resultarán más fáciles de entender los argumentos.

1) Movimiento Ciudadano

El salto a la política nacional efectuado por Ciudadanos representa, en estos momentos, una de las principales esperanzas de la oposición democrática. Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, es una figura en alza: es joven, es fotogénico, exhala frescura, no ha pertenecido nunca a la actual casta política, se desenvuelve estupendamente delante de las cámaras y ha sabido hacer de Ciudadanos la verdadera fuerza de oposición en Cataluña al nacionalismo. Ha demostrado, además, una gran capacidad de resistencia, superando escisiones y errores pasados.

Poca gente lo sabe, pero Ciudadanos cuenta con uno de los mejores equipos de acción política del panorama actual, quizá superado tan solo por el del PSOE. Rivera se ha rodeado de un grupo de colaboradores excelente, algunos conocidos (Jordi Cañas, Matías Alonso, Carina Mejías, Inés Arrimadas, ...) y otros no tanto. Y el acento puesto en las relaciones con los medios de comunicación ha permitido a Ciudadanos ir incorporando a su proyecto a figuras de relevancia en el panorama periodístico y cultural.

Rivera tiene, además, otra gran virtud. La expresaré con una frase que puede parecer ambigua, pero que solo pretendo que sea elogiosa: se deja aconsejar. Lo que quiere decir que sabe escuchar a quienes, desde dentro del régimen, han apostado por buscar vías de evolución que no lleven a una ruptura. Como consecuencia de ello, Movimiento Ciudadano ha evitado hacer excesivo hincapié en el discurso antisistema y, mientras mantiene una oposición frontal al nacionalismo catalán, en el resto de España intenta promover una opción más reformista que revolucionaria. "Vamos a cambiar esto, pero sin entrar como un elefante en una cacharrería", podría ser su lema.

El principal problema al que habrá de enfrentarse en los próximos meses es a su rápida expansión a todo el territorio nacional, que le obligará a abrir las puertas a una militancia de aluvión que puede causarle más de un dolor de cabeza a la actual dirección.

2) Unión, Progreso y Democracia

UPyD representa, en muchos aspectos, lo contrario que Ciudadanos. Su líder, Rosa Díez, no es ni de lejos tan mediática como Rivera. Tampoco puede presumir de ser una outsider, puesto que su carrera política dentro del PSOE fue dilatada, antes de abandonar las filas socialistas para fundar su actual partido.

Pero UPyD puede presumir, en cambio, de muchas otras fortalezas. Por un lado, lleva varios años de ventaja a Ciudadanos en la política nacional, realizando esa callada e ingrata labor consistente en "crear estructura": la estructura territorial de UPyD es hoy muy extensa y (con algunas excepciones territoriales) también bastante sólida, lo que proporciona al partido una ventaja importante frente a un Movimiento Ciudadano que todavía tendrá que hacer frente, antes o después, a esas crisis de crecimiento que UPyD ya ha pasado.

El núcleo dirigente de UPyD es mucho menos ducho que el de Ciudadanos en términos de acción política, pero al mismo tiempo es bastante más sólido desde el punto de vista ideológico. Rosa Díez cuenta con gente enormemente preparada (Carlos Martínez Gorriarán, Alvaro Anchuelo, Luis de Velasco, Andrés Herzog... por nombrar solo unos pocos); tan preparado es el grupo que rodea a Rosa Díez que no erraríamos mucho si definiéramos a UPyD como un partido de intelectuales. Lo cual tiene sus ventajas... y sus inconvenientes.

En el campo de las ventajas, ese capital humano ha permitido a UPyD consolidarse, crear un núcleo dirigente muy unido, plantear un programa político mucho menos etéreo que el de Ciudadanos y llevar a cabo una oposición contundente en el campo de la lucha contra la corrupción, habiendo abanderado iniciativas judiciales concretas dirigidas contra la propia línea de flotación del actual régimen, por ejemplo en el tema de las cajas de ahorros.

Como desventajas, a veces ese carácter de "partido de intelectuales" lleva a UPyD a no cuidar adecuadamente a los medios y a transmitir una sensación de "inflexibilidad". De hecho, de esa inflexibilidad deriva la más importante diferencia entre UPyD y Ciudadanos: mientras que Albert Rivera, como decíamos antes, "se deja aconsejar", Rosa Díez y el grupo dirigente de UPyD mantiene celosamente su independencia frente a presiones y consejos externos. Lo cual ha llevado, por supuesto, a que los sectores del actual sistema que apuestan por una reforma no traumática, vean a UPyD como más peligrosa que Ciudadanos.

Existen también diferencias ideológicas importantes entre ambos partidos, pero de esas hablaremos en el siguiente hilo, cuando analicemos el papel de los "tácitos".

3) El partido incógnito

Todo el mundo habla de él, pero por el momento no existe. Sin embargo, los últimos acontecimientos permiten pronosticar que próximamente asistiremos al nacimiento de una nueva formación política en el ámbito de la derecha, escindida del Partido Popular.

A eso apuntan los intentos de personas como Alejo Vidal-Quadras, Santi Abascal y José Luis González Quirós por convocar a los órganos internos del PP para debatir los incumplimientos del programa, intentos que fueron contestados con desdén por la actual dirección popular. A eso apunta también el sonado abandono del PP por parte de Santi Abascal hace no muchas semanas. Y a eso apunta también la catarata de bajas de militantes que el actual partido en el gobierno viene experimentando, especialmente a raíz de ciertas decisiones especialmente impopulares entre sus votantes, como la excarcelación de etarras y violadores.

No hay que ser ningún adivino para intuir que todo ello acabará concretándose en un partido que jugará, en el centro-derecha, el mismo papel que Ciudadanos o UPyD juegan en el centro o el centro izquierda. Y que puede movilizar a esos abstencionistas desencantados que lo que buscan es alguien que les ofrezca los mismos planteamientos ideológicos que el PP venía ofreciendo tradicionalmente, y que ha abandonado.

Algunos rumores apuntan a que han existido conversaciones entre Santi Abascal y Ciudadanos, pero yo apostaría a que Santi Abascal terminará fundando, solo o en compañía de otros, su propio partido.

En caso de que eso se produjera, serían tres las siglas que competirían por complementar o sustituir a los partidos tradicionales existentes. ¿Existe hueco electoral para tanta formación? Como veíamos en artículos anteriores de esta serie, sí existe, dado que no son menos de 7 millones los abstencionistas procedentes del PP y del PSOE. Aunque, para recoger una cosecha abundante, las tres formaciones deberían ser capaces de definir claramente sus diferencias ideológicas, evitar en lo posible entrar en confrontación y dinamizar, entre las tres, un movimiento de regeneración que devolviera a los electores la ilusión perdida.

En el próximo artículo de esta serie abordaremos el tercero de los sectores que van a protagonizar la transición que viene: los "tácitos". Al final, ese sector tiene muchas posibilidades de ser el que determine si la transición es traumática o no lo es.

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