Ya es hora de empezar a respetar la diversidad lingüística en España
Diversidad. Qué bonita palabra, ¿verdad? La diversidad es casi siempre preferible a la uniformidad. Por ejemplo, en el terreno lingüístico.
En España tenemos suerte, porque contamos con numerosos idiomas: además del propio español, contamos con el catalán, el valenciano, los diversos idiomas baleares, el aranés, el vasco o el gallego. Y eso permite expresar el modo de ser español, la cultura española o el amor a España en muchas lenguas.
El idioma de España es el español, igual que el de Francia es el francés. Pero el catalán, el valenciano, el gallego o el vasco también son idiomas DE España, idiomas españoles. Igual que el bretón es un idioma de Francia, un idioma francés.
Y en España respetamos y valoramos esa diversidad, asegurando que se pueda desarrollar cultura en cualquiera de los idiomas de España o que los niños puedan estudiar en esos otros idiomas españoles distintos del español.
Y sin embargo, esa diversidad que se respeta y se valora en el conjunto de España, es objeto de ataque en alguna de sus partes componentes.
Porque si España es diversa, también lo son, a escala más reducida, sus regiones bilingües o trilingües. E igual que el catalán es un idioma español, igual que el vasco es un idioma español, igual que el gallego es un idioma español…el español también es un idioma catalán, también es un idioma gallego y también es un idioma vasco.
De hecho, son más los vascos, por ejemplo, que hablan español como lengua individual propia, que los que hablan vasco. Así que, si alguien se fijara en el punto de vista meramente cuantitativo (que no es el correcto para analizar esta cuestión), el español sería un idioma más vasco que el propio idioma vasco.
Y el caso es que esa diversidad interna del País Vasco, de Cataluña o de Galicia no se respeta hoy en día. Y mientras que en el conjunto de España hemos querido y sabido poner en valor la diversidad lingüística que nos caracteriza, en las regiones con más de una lengua cooficial se ha atacado, y se ataca, la diversidad interna con una ferocidad inadmisible, procurando marginar y erradicar ese otro idioma catalán, gallego o vasco que es el español: impidiendo o dificultando a los niños estudiar en ese idioma, tratando como ajena la producción cultural en ese idioma. Por no hablar del modo en que se ha pretendido erradicar el idioma valenciano o los idiomas baleares, para imponer el catalán.
Y ya es hora de que eso cambie. Ya es hora de empezar a exigir en Galicia, el País Vasco, Cataluña, Baleares o Valencia que la diversidad se respete.
Basta de imponer la uniformidad lingüística. El español es parte de Galicia o de Cataluña, por ejemplo. Tan parte de Galicia o de Cataluña como el idioma gallego o el catalán.
Y ya ha llegado el momento de que nuestros políticos aprendan, en las regiones con lenguas cooficiales, a respetar todo el patrimonio lingüístico. No solo el que ellos, en sus delirios, quieren imponer de modo coactivo y totalitario.