Menú
Luis del Pino

Felicidades, doña Olga

Nadie mejor que tú, por tanto, para defender desde el Supremo todo aquello que te ordenen defender. Por muy indefendible que resulte.

Querida Olga,
Acabo de leer la información que María Peral publica en El Mundo, en la que se desvela que Cándido Conde-Pumpido ha decidido proponer tu ascenso a la fiscalía del Tribunal Supremo. No puedo menos que felicitarte por este paso adelante en tu carrera, totalmente merecido.
 
Dice Cándido que a lo largo del juicio has aguantado todo tipo de dificultades y presiones. Y tiene razón. De la misma manera que no acertar con ningún resultado en las quinielas es casi tan improbable como hacer un pleno al quince, tiene que haber sido enormemente difícil para ti conseguir que acabáramos el primero de los juicios del 11-M sin saber ni quién dio las órdenes de cometer el atentado, ni quién fabricó las bombas, ni cómo estaban confeccionadas, ni quién las depositó en los trenes. Debe de haberte costado un trabajo horroroso conseguir que los españoles sigamos in albis, cuatro años después de los hechos, en todo lo referente a la peor masacre terrorista de toda nuestra Historia.
 
Has aguantado presiones de todo tipo y has conseguido resistirte a ellas. Ha habido víctimas del atentado que te han pedido conocer la verdad, pero tú has sabido mantenerte firme en tu camino de incertidumbre. Ha habido medios de comunicación que te hemos puesto sobre la mesa los datos que demostraban la falsedad de las pruebas en que se asienta la versión oficial de los atentados, pero tú, con una fortaleza digna de encomio, has sabido sostener contra viento y marea las cosas más inverosímiles. Ha habido 87 personas que fueron detenidas durante la instrucción del sumario y a las que se terminó poniendo en libertad antes del juicio, porque no existían indicios de culpabilidad contra ellas, pero tú supiste ser inmune a sus proclamas de inocencia mientras solicitabas, para muchas de ellas, prisión incondicional e incomunicada.
 
Rechazaste, siempre que tuviste ocasión, la investigación de líneas alternativas a la de la versión oficial. Te mostraste contraria, siempre que pudiste, a la realización de las diligencias que solicitaban las acusaciones personadas en la causa. Contribuiste, junto con el juez, a mantener bajo secreto de sumario las investigaciones, dificultando así que los españoles pudiéramos saber quién asesinó, en realidad, a aquellas 200 personas. Y todo ello con una constancia, con una tenacidad, con una perseverancia en el error, que te ha debido de exigir un auténtico esfuerzo.
 
Dice también Cándido que "lo has dado todo" durante la instrucción del sumario del 11-M. Y de nuevo tiene razón. Has sacrificado tu imagen profesional, llegando a defender en tus escritos, porque así lo exigía el guión, versiones que hasta la propia Policía y el mismo juez Del Olmo se habían visto obligados a abandonar, de lo infumables que eran. Sacrificaste también tu imagen pública, sin vacilar nunca en recurrir a los más peregrinos argumentos, desde la numerología hasta la etología caprina, para justificar cosas que nadie más hubiera sido capaz de justificar. Has sacrificado tu propia dignidad, obedeciendo ciegamente a quienes no tienen ningún reparo en manchar de polvo, o de lo que haga falta, esas togas que antaño fueron motivo de respeto. Has sacrificado incluso tu propia fe en la Justicia, incumpliendo tu obligación de defender los intereses de las víctimas. De todas las víctimas, no sólo de algunas.
 
Y todo ello lo has hecho sin desanimarte nunca, sin jamás desfallecer, siempre inasequible al desaliento, a la duda, al remordimiento e incluso a la Razón. Jamás te dejaste tentar por la Lógica. Nunca permitiste que los hechos estropearan una buena versión oficial. Hiciste siempre oídos sordos a la realidad. No escuchaste los cantos de sirena de quienes destapaban nuevas informaciones. Jamás caíste en la tentación de intentar averiguar lo que pasó.
 
Y todo eso, querida Olga, demuestra una gran reciedumbre de carácter, una encomiable fortaleza, una capacidad de resistencia inhumana. Nadie mejor que tú, por tanto, para defender desde el Supremo todo aquello que te ordenen defender. Por muy indefendible que resulte.
 
Te reitero mi felicitación por tu ascenso, Olga. Creo que te lo has ganado a pulso.
 
Comente este artículo en el Blog de Luis del Pino en Libertad Digital, "Los enigmas del 11-M"

En Opinión