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Luis del Pino

Impresionante

Visiblemente nervioso, Sánchez-Manzano está intentando zafarse, con muy poco éxito, del exhaustivo interogatorio al que le están sometiendo las acusaciones

Pasito a pasito, este juicio va demostrando todas y cada una de las informaciones que durante muchos meses hemos venido publicando los medios de comunicación independientes.
 
Ayer fueron los testigos oculares de los trenes, que incurrieron en una serie de graves contradicciones, con cambio de declaraciones, con incongruencias relativas a la identidad y a la ubicación de los terroristas supuestamente avistados. Ya habíamos denunciado que los reconocimientos oculares sobre los supuestos autores materiales carecían de credibilidad y la sesión de ayer lo puso perfectamente de manifiesto.
 
Hoy, la declaración de Sánchez Manzano está siendo verdaderamente antológica. Delante del tribunal, Sánchez Manzano ha confirmado que la hora de entrada de la furgoneta Kangoo en el complejo policial de Canillas fue anterior a las tres de la tarde, lo que confirma la manipulación contenida en el acta oficial de registro. Según ese acta oficial de registro, la furgoneta había entrado en Canillas a las 15:30, pero eso no es cierto: los testigos afirman que la furgoneta entró en Canillas al menos cincuenta minutos antes, así que esa furgoneta estuvo casi una hora "desaparecida" a efectos oficiales. El acta oficial de registro afirmaba también que quien se había hecho cargo de la furgoneta era la Policía Científica, pero ya habíamos denunciado que quien se hizo realmente cargo de ella, según los testigos, fueron los Tedax. Hoy, Sánchez Manzano ha corroborado nuestras informaciones, tanto en lo que se refiere a la hora de entrada de la furgoneta en Canillas, como en lo que afecta a quién fue la unidad que lo tomó a su cargo.
 
Sánchez Manzano ha declarado que no sabe nada de nada sobre qué muestras se recogieron en los trenes, pero sí que ha dicho que no se pudo encontrar ningún resto de los iniciadores de las bombas (¿en 12 explosiones, dos de ellas controladas, no encontraron ni un sólo fragmento de nada?) Ha provocado también una elocuente cara de escepticismo en el juez Bermúdez al afirmar, con todo desparpajo, que se pudieron encontrar "componentes genéricos" de dinamita, pero que no se pudieron hacer análisis cualitativos (si no se podían hacer análisis cualitativos, ¿cómo va a encontrar ningún componente, hombre?) Finalmente, no ha sabido dar una explicación convincente de por qué no se enviaron las muestras de los trenes a la Policía Científica para su análisis, y ha descargado en la jefa de laboratorio semejante decisión.
 
Visiblemente nervioso, Sánchez Manzano está intentando zafarse, con muy poco éxito, del exhaustivo interogatorio al que le están sometiendo las acusaciones. Su comparecencia está siendo, hasta este momento, gloriosa. La versión oficial se está desmoronando, pasito a pasito, en una sala de la Casa de Campo, mientras Sánchez Manzano intenta dar respuesta a tantas preguntas como había acumuladas desde hace tres años.
 

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