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Luis del Pino

La habitación

En estos cuatro días, ni el SUP se ha desvinculado de esas amenazas, ni le ha exigido la dimisión a alguien que demuestra que no sólo no está a la altura de su cargo de portavoz sindical, sino que ni siquiera debería ocupar una plaza de policía.

¿Y qué será lo que hay en esa habitación donde no rige el Estado de Derecho, en la que me quiere encerrar el portavoz del SUP? El individuo en cuestión no lo ha explicado, aunque todos nos podemos hacer una idea.

No sé qué resulta más escandaloso, si el que haya policías (presuntos policías, debería decir, porque los verdaderos policías lo que hacen es servir al Estado de Derecho y garantizar su vigencia) que piensen en habitaciones donde el Estado de Derecho no rige, o que se crean tan impunes como para fantasear en público con lo que dentro de esas habitaciones harían.

¿Cuántas habitaciones hay en las comisarías españolas donde no rija el Estado de Derecho? ¿Conoce el portavoz del SUP alguna? Creo que sería muy interesante que nos explicara a todos los españoles si ha estado alguna vez en el interior de una de esas habitaciones. O si tiene conocimiento de que alguna exista.

¿Es quizá en una de esas habitaciones donde se fabrican pruebas falsas para inculpar a falsos culpables y tapar a los verdaderos autores de una masacre terrorista? ¿Es quizá en una de esas habitaciones donde estaban almacenados el falso testamento de un falso suicida, los restos de explosivo que los perros no huelen, las mochilas que nadie ve en los trenes? ¿En qué habitación donde no rige el Estado de Derecho se decidió que asesinar a 192 personas era un precio perfectamente asumible para forzar un cambio de gobierno en España?

Han pasado ya cuatro días desde que el portavoz del Sindicato Unificado de Policía vertiera amenazas contra mi en un programa de televisión. Y en esos cuatro días, ni el SUP se ha desvinculado de esas amenazas, ni le ha exigido la dimisión a alguien que demuestra que no sólo no está a la altura de su cargo de portavoz sindical, sino que ni siquiera debería ocupar una plaza de policía.

No he oído, en estos cuatro días, ni una sola palabra que me permita pensar que el SUP, como sindicato, no comparte esas amenazas vertidas por su portavoz. En consecuencia, en fechas próximas iniciaré las acciones oportunas para aclarar si esas palabras fueron pronunciadas a título personal o en calidad de portavoz del SUP. Y para que la persona que vertió esas amenazas explique a todos los españoles, delante de un juez, qué es lo que él haría dentro de una de esas habitaciones. Es decir, en las próximas fechas, intentaré hacer valer ese Estado de Derecho que no rige en las habitaciones que el portavoz del SUP parece añorar.

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