Menú
Luis Hernández Arroyo

Paso a paso

Aunque no tan escandaloso como las tasas de inversión, quizá lo más preocupante sea el estancamiento (Francia) o incluso la contracción (Reino Unido y Alemania) del consumo, que no suele caer en tasas negativas tan fácilmente.

Poco a poco van apareciendo datos que confirman el firme camino hacia la recesión de los principales países de la UE. El Reino Unido se estancó en el segundo trimestre en un 0% de crecimiento, con una acusada caída de la inversión, de un 5,3%. Probablemente se encamine a dos o tres trimestres de crecimiento negativo.

Acabamos de saber que en Alemania ocurre tres cuartos de lo mismo: la contracción del 0,5% del PIB en el segundo trimestre se ha debido también a una caída de la inversión en todos los renglones, pero especialmente en la construcción. Para un país que presumía con razón de no haber padecido burbuja especulativa, resulta sorprendente el costalazo de la inversión en inmuebles. Y es que una contracción del 3,5% en un trimestre (como un 15% en términos anuales) es como para preocuparse, por mucho que las fuentes oficiales aseguren que el primer trimestre fue excepcionalmente bueno.

Aunque no tan escandaloso como las tasas de inversión, quizá lo más preocupante sea el estancamiento (Francia) o incluso la contracción (Reino Unido y Alemania) del consumo, que no suele caer en tasas negativas tan fácilmente. Pretenden dar la impresión de que todo esto es transitorio a pesar de no ser congruente con un consumo negativo y, lo que es peor, con unos indicadores veraniegos que muestran un aumento del pesimismo de consumidores y empresarios. También es altamente significativo que en estos tres países las importaciones estén cayendo, pues esto, junto con la debilidad de las demás elementos que componen la demanda, no deja lugar a las dudas acerca de la disminución, más que pérdida de fuelle, de la demanda.

En definitiva, el esperado decoupling europeo (despegue respecto a USA) se ha esfumado, puesto que las expectativas de crecimiento futuro de EEUU y la UE se han emparejado al ser ambas revisadas a la baja. Por cierto, seguro que habrá más. La prueba del nueve es la renovada fortaleza del dólar frente al euro.

¿Y qué hay del jaleado decoupling de los países emergentes? La mayoría ha absorbido los capitales que huían de los centros financieros, pero no ha querido contrarrestar monetariamente el efecto inflacionario potencial que supone: estos países no han dejado apreciarse sus divisas ni han esterilizado fondos, con lo que la expansión monetaria interna ha sido proporcional a los capitales absorbidos. Por ello han logrado tasas de crecimiento excepcionales, pero también de inflación. Algunos ya "gozan" de índices de inflación que rondan o superan los dos dígitos (Venezuela un 30%), y sus excedentes exteriores se está volatilizando. En China, por primera vez en muchos años, el Gobierno anuncia un plan de estímulo fiscal para contrarrestar el efecto a la baja pos-olímpico (¿?), lo que muestra que cuando hay que ser keynesianos, la cultura oriental no es impedimento.

Tanta debilidad en tantos frentes y en países diferentes sólo puede ser por una causa: La transmisión, que no se ha querido reconocer, de la profunda y prolongada crisis financiera, que desde hace un año está afectando por igual a países con evolución muy diferente. En la crisis han caído Francia y Alemania a pesar de no haber sufrido una especulación previa de la vivienda, como ocurrió en España y el Reino Unido, aunque en este la especulación fue matizada (una demanda siempre por delante de la oferta, hipotecas asignadas con moderación, etc.).

El problema sigue estando en la sequía financiera, como demuestran los índices de los diferenciales de los mercados interbancarios respecto a los tipos oficiales, que siguen igual o peor que en los momentos duros de la crisis. Y es que las dudas mundiales sobre el valor de los activos de los bancos siguen intactas.

En Libre Mercado

    0
    comentarios