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Maite Cunchillos

La Sección de puertas abiertas

En la Audiencia Nacional la han bautizado como la “Sección de las puertas abiertas”, porque el preso vinculado a ETA que llama a esa puerta sale con un auto de libertad. Es la valoración ácida que formulan los jueces de la Sala de lo Penal sobre sus compañeros de la Sección Cuarta, la misma que en tres ocasiones ha rectificado actuaciones de Garzón relacionadas con ETA.

Hasta hoy, era el siempre risueño Carlos Cezón –presidente de la Sección– el que bajaba personalmente al despacho de Baltasar Garzón para entregarle el “correctivo judicial de la Cuarta”. Pero en la mañana de este miércoles, Cezón no se ha atrevido a pisar el juzgado número cinco; en su nombre, un funcionario ha depositado el auto de libertad de Pepe Rei. Para entonces, ese auto ya se había paseado por varios juzgados: “¡Uy! Nosotros somos de la Casa de la Pradera comparados con estos”, manifestaban los vecinos de la Sección Tercera mientras veían correr escaleras abajo a un acelerado Carlos Cezón. Corría porque llevaba el auto de Pepe Rei al presidente de la Audiencia.

Clemente Auger ha recibido a Cezón sin sorprenderse ya por nada. Hace casi cuatro años apoyó a Juan José López Ortega cuando llegó a la Audiencia Nacional; hoy, su alumno aventajado, progresista y con buenas madrinas del PSOE, le provoca más de un dolor de cabeza. Quienes conocen a ambos cuentan que ya no discuten por asuntos relacionados con el entorno de ETA porque sus posiciones no pueden estar más alejadas: Clemente Auger apoya la tesis de Garzón, cree que ETA es mucho más que una banda armada; frente a él, López Ortega considera que Garzón ha creado un todo de la nada y que la Sala, como superior jerárquico, puede y debe corregirlo.

Cuando, hace meses, comenzaron las discrepancias entre Garzón y la Sección Cuarta, Auger intentó que se concertara un encuentro amistoso entre el juez instructor y López Ortega. La respuesta fue que "la Sala no tenía nada que hablar con el juzgado".

Los que critican a López Ortega y a Cezón se preguntan el porqué de su actuación. Quienes les conocen descartan que actúen movidos por el miedo a ETA. No faltan quienes aseguran que están floreciendo celos, envidias y desencuentros personales. Al parecer, López Ortega llegó a la Audiencia con la promesa de que iba a presidir la Sala de lo Penal: era la época en la que el puesto de Siro García se tambaleaba. Ahora, Siro, asentado en su sillón de presidente, presencia estupefacto las actuaciones de sus compañeros de la Cuarta.

Tras la sombra de López Ortega aparece Carlos Cezón. En los últimos meses, ambos han cerrado filas en su enfrentamiento con Garzón. El siempre sonriente Cezón compagina sus deliberaciones en la Audiencia con su afición por los trenes y la poesía. A diferencia de López Ortega, que es miembro de Jueces para la Democracia, Cezón no pertenece a ninguna asociación. Cuando le toca presidir un juicio, la vista se eterniza porque es incapaz de interrumpir a nadie. Lejos del estilo ácido de Siro García, Cezón se limita a sonreír. Tanto, que el empresario López de Arriortúa le pidió “un cafelito” para sobrellevar mejor la vista sobre su extradición.

Los más pesimistas aseguran que la Sección Cuarta de lo Penal echará por tierra toda la investigación judicial y policial al entorno de ETA. Los más optimistas creen que Garzón ya ha ideado una pirueta judicial para que sea la Sección Tercera, y no la Cuarta, la que vea los recursos presentados por los abogados del entramado terrorista. Mientras tanto, en la Audiencia Nacional los desencuentros personales van en aumento.

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