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Maite Nolla

El CAC nos debe dinero

Siendo todo esto bueno, lo mejor es que el CAC tiene que pagar las costas del recurso, con lo que, estoy segura que sin querer, el CAC va a financiar a Ciutadans.

Aunque parezca mentira, entre escisión y escisión, divisiones, crisis y otras catástrofes, Ciutadans se dedica a hacer buenas obras para la humanidad. Supongo que recuerdan ustedes un anuncio en contra de las selecciones españolas, en el que unos niños malos –es decir, españoles– impedían a unos niños buenos –es decir, nacionalistas catalanes– jugar con la camiseta de su selección. Aquello, además de ser una forma de usar el deporte para hacer propaganda política, representaba una manera como mínimo inadecuada de utilizar a los menores.

Por ello, presentamos una denuncia ante el CAC que, tras ser rechazada, como no podía ser de otra manera, ha acabado en el juzgado contencioso-administrativo. En la demanda ante el juzgado se pedía, como medida cautelar, la suspensión de la emisión del anuncio. El juzgado así lo hizo. El CAC presentó recurso de apelación y, finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña nos ha dado la razón, mojándole la oreja al todopoderoso CAC. De momento, hasta que el pleito no se decida, el anuncio no se puede emitir. Todo gracias a esos pedazos de juristas que son Carlos Carrizosa y José María Espejo.

Este pequeño éxito viene a desmentir la solemne afirmación esa de que Ciutadans ha fracasado en toda regla. Hombre Martínez, al menos en esto, no.

No les voy a aburrir con tecnicismos, pero los magistrados del Tribunal Superior de Justicia dicen cosas muy interesantes. Por ejemplo, que la famosa plataforma pro selecciones nacionalistas responde únicamente a intereses particulares y que el interés de los menores, que representa al interés general, es más digno de protección. Aunque se trate de una plataforma de carácter privado, recibe cuantiosas subvenciones de la Generalitat y un pisito en el centro. Subvenciones que otorga el partido socialista de Bono, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina y otros grandes españoles. Es el momento de que el señor Lissavetzky, además de saborear la riquísima carne de Kobe en sus viajes al Japón, nos diga si estas campañas contra el deporte español pagadas por un Gobierno de su partido le parecen bien o mal y si va hacer algo al respecto.

Los magistrados también le dan un palito al CAC cuando se refieren a que la defensa que esgrimió este organismo censor fue que el anuncio tenía efectos negativos en la infancia, pero que no producía en los niños daños irreparables. Como ocurrencia no está mal.

Siendo todo esto bueno, lo mejor es que el CAC tiene que pagar las costas del recurso, con lo que, estoy segura que sin querer, el CAC va a financiar a Ciutadans.

Antes de que se cumplan los peores augurios y llegue el día del desastre final, hay que continuar con la noble labor de molestar al prójimo.

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