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Maite Nolla

Sinde no es la solución

Entiendo que el sector no quiera hacer de esto una cuestión de izquierdas o derechas, pero en algún momento tendrán que tomar una decisión y conseguir un compromiso político serio.

Yo de toros no entiendo nada, para qué engañarles. Estoy en fase de aprendizaje. Si quieren que de toros les hablen con propiedad, sintonicen el programa que dirige en esta casa Elia Rodríguez. Además, en esRadio tenemos a Andrés Amorós. A mí, la afición a ir a los toros –aprecien el matiz– me viene de mi suegro, hasta hace poco vicepresidente de la peña taurina de Lérida. Sí, sí taurina y en Lérida. El caso es que uno de los actos de mayor relevancia que organiza la peña es una comida con previa suelta de vaquillas en una bonita plaza de toros, coqueta, diría yo, que hay en Tortosa. Luego, tengo que reconocerles que lo que más me gusta es el ambientillo, a falta de conocimientos sobre la lidia. Es mi primer artículo sobre la polémica taurina, con lo cual supongo que debo manifestar previamente que respeto mucho a los que no les gustan nada los toros. Entiendo a los que piensan que los toros no son un símbolo nacional y me fastidia que en otras cuestiones desde Madrid no se haya movido ni uno de los muchos dedos que han movido con los toros. Pero también considero que si los nacionalistas no creyeran que pueden vender la prohibición de los toros como la eliminación de un símbolo español en Cataluña, no lo hubieran hecho. Y para muestra, un correbous.

Hechas las presentaciones, creo que el grupo de toreros que acudió a entrevistarse con la ministra se equivoca. Que los toros pasen a ser competencia del ministerio de Cultura no soluciona el problema. La cuestión no es si la tauromaquia debe regularse en uno u otro ministerio, sino quién es el titular de la competencia: el Estado o las comunidades autónomas. Las competencias del Ministerio de Cultura son casi tan residuales como las del de Vivienda, y el grueso de las competencias sobre cultura lo gestionan las comunidades autónomas. Es decir, si la cuestión deja de estar regulada en Interior y pasa a Cultura, en Cataluña el parlamento podría tomar la misma decisión y volver a prohibir los toros. Lo importante es que el que tenga la competencia, dentro de cultura o en materia de orden público, sea el Estado, como con otras muchas cosas. Y eso no se resuelve con soluciones "administrativamente posibles", como ha dicho la ministra, sino con voluntad política de que el Estado retome por la vía legal esas competencias. Porque eso sí es jurídicamente posible, aunque sólo fuera derogando el decreto de traspasos. Igual que el Estado cedió la competencia, la recupera. Bastante más sencillo que lo otro.

Entiendo que el sector no quiera hacer de esto una cuestión de izquierdas o derechas, pero en algún momento tendrán que tomar una decisión y conseguir un compromiso político serio. Digo serio porque invitando a los toros a algunos políticos no se soluciona el problema. Ni consiguiendo que digan que sólo pactarán en Cataluña con los que revoquen la prohibición. Y es que a la señora Camacho le hemos oído decir de todo, pero condicionar un futuro pacto de gobierno en Cataluña a la cuestión taurina, supera la barrera del sonido, que diría Cándido. Máxime cuando no consta un llamamiento a llenar la Monumental por parte del PP, ni por parte de ningún otro partido.

No soy yo muy de loas –el halago debilita–, pero mucho mejor es la idea de la Defensora del Pueblo, la autentica revelación de la temporada, de interponer un recurso, pese a que del Constitucional nos podamos esperar lo peor. Desde luego, mejor que Sinde, que no es la solución.

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