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Manuel Ayau

Ciudadanos sin derechos

Allí donde se aplica el principio de UNICEF en América Latina, ha cundido una cultura anti-adopción, dando como resultado la casi eliminación de la adopción internacional. No les importa que miles de niños se queden abandonados y sin el cariño de un hogar

Los poderes ejecutivo y legislativo convierten en delito cualquier cosa que se les ocurre que las personas no deberían hacer. No importa si el "delito" no tiene víctima. Se prohíbe simplemente porque, según los legisladores, "no conviene". Así los ciudadanos pierden cada vez más de su libertad, olvidando que fue el anhelo de proteger sus derechos lo que dio origen a los gobiernos, cuando se terminó con el vasallaje feudalista y colonial.

¿Cree usted que tiene derecho a escoger la educación de sus hijos y que es libre de contratar a educadores cuyo criterio le merecen confianza? Pues no tiene ese derecho; nuestros legisladores se lo han quitado, dicen que por su propio bien. Una pretensiosa burocracia denominada magisterio sabe mejor que usted lo que conviene a sus hijos, así que estipula qué se le enseña a sus hijos y cuánto puede usted pagar para educarlos.

Si se promulga la ley de adopciones impulsada por UNICEF (otra dañina intromisión extranjera que afecta nuestros derechos), las personas dejarán de tener la libertad de dar a sus hijos en adopción. Serán sometidas por ley a la discreción burocrática, lo cual ya sabemos que siempre termina en corrupción. Allí donde se aplica el principio de UNICEF en América Latina, ha cundido una cultura anti-adopción, dando como resultado la casi eliminación de la adopción internacional. Esto lo confirman las estadísticas del propio gobierno de Estados Unidos. No les importa que miles de niños se queden abandonados y sin el cariño de un hogar con tal de que los gestores no ganen dinero.

¿Cree usted que es propietario de su propio cuerpo? Usted tiene derecho a donar un riñón para salvar una vida, pero no si es a cambio de una remuneración monetaria. Es interesante lo acontecido en Estados Unidos: debido a la prohibición de recibir compensación monetaria por un riñón, según la revista The Economist (Nov.18, 2006), el año pasado murieron innecesariamente 4.039 personas esperando un riñón. Puesto que se trata de una compensación en dinero, quienes consideran que el dinero es el origen de todos los males gritan que no se puede disponer de su propio cuerpo en el mercado, como si el mercado fuese algo perverso, cuando la realidad es que no es otra cosa más que el conjunto de transacciones libres y pacíficas. Con tal de evitarlo, dicen que se está explotando una necesidad vital. ¿Acaso quienes venden alimentos "explotan" el hambre? Así, muchos acuden al mercado informal para evitar la muerte, corriendo riesgos de ser contagiados de hepatitis o sida. En cambio, en Irán, donde se eliminó la prohibición, se terminó la cola y la compensación por un riñón fluctúa entre 2.000 y 4.000 dólares, suma insignificante para salvar una vida. En cambio, en Estados Unidos está permitido pagar a madres que prestan su vientre para concebir un hijo.

¿Cree usted que tiene derecho a ser tratado por una ley igual para todos? Si todos estuviésemos bajo la misma ley, todos (exceptuando a genuinos indigentes) tributaríamos en la misma proporción y no unos en mayor proporción que otros. Actualmente, unos son, como decía George Orwell, "más iguales" que otros. Cuando una mayoría puede despojar "democráticamente" a una minoría de una mayor proporción del fruto de su trabajo, la igualdad de derechos queda anulada. Así, "los más" legalizan lo que elegantemente llaman "transferencias", que consiste en despojar a unos lo que devengaron legitimante para dárselo a otros que no se lo han ganado, en base al principio marxista "de cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad".

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