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María Clara Ospina

Cónyuges presidenciales

Se ataca, y con razón, el exceso de protagonismo que tienen algunas esposas de los hombres que ejercen el poder, pero tampoco se puede pretender que las "primeras damas" se encierren y solo aparezcan como decoración en los banquetes.

En las democracias modernas existe un apéndice del gobernante, imposible de ignorar: su cónyuge, la "primera dama". Esta es una "institución" que está muy cuestionada en el momento, yo diría en crisis. Son muchas las primeras damas que han puesto en aprietos a sus maridos, a sus gobiernos y a los partidos que representan. Es una lástima porque, aunque ellas no han sido elegidas para nada, nadie puede negar que desde su posición se puede hacer mucho bien. A ellas se les abren puertas que a ciudadanas comunes les costaría mucho trabajo acceder, simplemente porque la gente por congraciarse con el gobernante está dispuesta a colaborar con su esposa. Es así como la labor social que una primera dama puede llegar a desarrollar es muy grande.

Con honestidad, eficiencia y prudencia muchas mujeres que han tenido esta oportunidad han traído grandes beneficios a su patria. En Colombia podría mencionar algunas de ellas: Nidia Quintero, como primera dama, creó "Solidaridad por Colombia", fundación que ha ayudado a miles de colombianos. Otras se han destacado por su valor y defensa de la democracia como Bertha Hernández. Hoy, Lina Moreno ha preferido mantenerse alejada de la esfera de poder de su marido; sin embargo, su oficina desarrolla importantes campañas a favor de la mujer y la infancia desprotegida.

Desgraciadamente abundan aquellas excedidas en protagonismo y ambición. En Perú, Eliana Karp, de origen belga, ha opacado los últimos días del gobierno de su esposo, Alejandro Toledo, con una serie de insultos contra el presidente electo Alan García, su mujer y el APRA. Todo porque fue cuestionada sobre los gastos efectuados a través de su oficina como primera dama, oficina que Alan García suprimirá. Los peruanos están hastiados del asunto; han expresado una opinión en su contra de más del 80%. Eliana, enfurecida, ha respondido diciendo que ya no le interesa su nacionalidad peruana.

En México, Marta Sahagún causó tantos problemas al presidente Fox por los manejos de los dineros en su oficina y por sus pretensiones presidenciales, que el PAN estuvo a punto de dividirse por su culpa. En este momento cursan acusaciones en contra de sus hijos por tráfico de influencias. Acusaciones que le restaron votos al PAN y prestigio a Fox.

Se ataca, y con razón, el exceso de protagonismo que tienen algunas esposas de los hombres que ejercen el poder, pero tampoco se puede pretender que las "primeras damas" se encierren y solo aparezcan como decoración en los banquetes. Hoy casi todas son profesionales y han tenido que dejar sus carreras porque no son compatibles con la presidencia de sus maridos. Sus actitudes son analizadas con lupa y criticadas con dureza. Su privacidad prácticamente deja de existir. Así que, si tienen capacidad, ¿por qué desperdiciarla y no usarla en beneficio de la sociedad? Es una delicada línea la que tienen que recorrer. Pero no se puede negar que una buena primera dama puede hacer mucho bien desde su posición.

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