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María Clara Ospina

Los colombianos olvidados

No hay a su favor manifestaciones multitudinarias, ni velitas en las ventanas. Su drama no es analizado ni denunciado a diario por los medios. No tiene nombre. No tienen familias importantes que los respalden, ni tienen amigos en el congreso.

Los verdaderos olvidados en Colombia son los millones de desplazados que deambulan por el país, lejos de sus tierras, sus hogares y sus familias. Es tal el olvido al que estos colombianos han sido sometidos por el Estado y por sus conciudadanos que ni siquiera se tiene un conocimiento claro de cuantos son. ¿Son acaso un millón de colombianos, dos, tres? ¿Cuantos hombres, forman este grupo, cuantas mujeres, cuantos niños han sido obligados a abandonar sus tierras por la violencia? ¿Cuantos fueron testigos del asesinato de miembros de sus familias?

Las organizaciones estatales, los institutos internacionales, las ONG, todos tienen cifras y estadísticas diferentes. Se sabe, por ejemplo, que entre los desplazados existe un gran número de madres solteras, en su mayoría adolescentes, muchas de ellas víctimas de abusos sexuales. Se sabe que en este grupo la violencia interfamiliar es mayor que entre las familias que tiene una vivienda fija. De igual manera es mayor el analfabetismo y la desnutrición en los niños, además de la depresión y la desesperanza entre adultos.

Estos colombianos fueron obligados a abandonar sus tierras, sus viviendas, sus medios de subsistencia, por la violencia y las amenazas de guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes; incluso por oscuros personajes deseosos de quedarse con sus tierras. Algunos de ellos llevan años rodando por Colombia en un constante rebusque por un poco de pan y un techo para sus hijos. Están en las esquinas de todas nuestras ciudades, pidiendo limosna, acompañados de sus pequeños y del conocido cartón: "Somos desplazados, ayúdenos, necesitamos comer."

¿Por qué no se les ha regresado a sus tierras? ¿Quién usufructúa hoy de lo que fue de ellos? ¿A quién pertenecen en la actualidad esas parcelas del Cesar, Urabá, Antioquia, los Santanderes, Tolima, Huila, de casi toda Colombia, de donde estas familias fueron arrancadas?

Es cierto que existen algunos programas especiales para ayudarlos, pero son pocos y definitivamente insuficientes para cubrir las necesidades de este inmenso grupo de colombianos.

Su tragedia no tiene el poder político que tienen otras tragedias colombianas. No hay un consenso internacional a su favor. Los lideres de otras naciones los ignoran o apenas los reconocen o mencionan en cifras de algún estudio sociológico sobre las secuelas de la guerra en Colombia.

No hay a su favor manifestaciones multitudinarias, ni velitas en las ventanas. Su drama no es analizado ni denunciado a diario por los medios. No tiene nombre. No tienen familias importantes que los respalden, ni tienen amigos en el congreso. Por su pobreza, no están bien organizados y eso los condena. Están abandonados, son ignorados. Los desplazados son los grandes olvidados de Colombia, son una vergüenza nacional a la que sólo se le da limosna.

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