En 2005 el Estado español ha recaudado impuestos en abundancia. En los diez primeros meses de 2005 los ingresos no financieros han aumentado un 15,7 por ciento sobre los ingresos recaudados en los mismos meses del año anterior. Si se tiene en cuenta que el PIB aumenta a una tasa de un 7 por ciento puede deducirse que el incremento en la recaudación es extraordinario. Las tasas de aumento en la recaudación por IRPF, por Sociedades e, incluso, por IVA son espectaculares (22,66 %, 25, 4 % y 11,7 %).
También se llega a la misma conclusión si se toma como referencia lo sucedido en otros países. En Francia los ingresos del Estado han aumentado (hasta Septiembre) un 1,8 por ciento y en Alemania (hasta Octubre) también un 1,8 por ciento. La situación española, en comparación con Francia y Alemania, es mucho mejor. Y aunque pueda parecer sorprendente, en Alemania con el 1,8 por ciento de aumento en los ingresos están emocionados. El Ministerio de Finanzas comenta en su página web que este 1,8 de aumento es “gratificante”. La razón es que el año pasado los ingresos en Alemania ni siquiera aumentaron y este año significa una mejoría.
En España, a diferencia de Alemania, los ingresos del Estado en 2004 aumentaron bastante y fueron ya excelentes. Si el nivel de partida es alto y se produce un importante incremento la conclusión que se deduce es que la situación de la recaudación en 2005 es francamente buena. Un hecho que conviene tener en cuenta para evaluar la eficacia del actual gobierno en su gestión económica- presupuestaria.
Cuando se tengan las cifras definitivas del ejercicio se podrán sacar conclusiones más precisas. Pero algunos puntos se pueden adelantar. En primer lugar, desatacar que la buena evolución de la recaudación es una herencia recibida: el actual gobierno no ha hecho nada. Los cargos socialistas se han sentado en las mesas del Ministerio y se han limitado a leer las comunicaciones (frecuentemente con cara de sorpresa) que la Agencia Tributaria les ha remitido con las cifras ingresos habidos en sus ventanillas.
En segundo lugar, y más importante, se tiene que preguntar qué se ha hecho con este dinero. La responsabilidad del gasto sí es de este gobierno y, por tanto, es necesario conocer a que se han dedicado estos extraordinarios ingresos del Estado habidos en 2005. Porque existen muchas posibilidades. Se podría, por ejemplo, haber mejorado notablemente los servicios sociales prestados a la sociedad: educación, sanidad, seguridad, justicia, etc. O se podrían haber realizado inversiones extraordinarias en infraestructuras, en bastante mayor medida de lo realizable con ingresos más normales.
El gobierno debe explicar qué se ha hecho con tanto dinero y los españoles, que lo han ingresado, tienen derecho a saberlo. Especialmente porque se tiene la impresión que se han gastado estos recursos sin que se haya realizado el esfuerzo adicional que hubiera sido posible en servicios sociales o en infraestructuras.
Y, en tercer lugar también interesa saber, desde el punto de vista de la política económica, porqué el gobierno no ha tomado las medidas de política fiscal necesarias para corregir los desequilibrios de la economía española. Con el aumento de los ingresos habidos en 2005, además de mejorar los servicios sociales y las infraestructuras, también había margen para haber realizado medidas fiscales más apropiadas. Con semejantes ingresos, presumir de buenos resultados fiscales (en comparación con Alemania) no es suficiente para España dada su situación económica en inflación y vivienda. Se debería haber hecho más. Un tema posiblemente para otra ocasión.