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Mark Steyn

Demasiadas llamadas a las 3 de la mañana

¡Caramba! ¿Será que en la futura presidencia de Clinton todos los asuntos se despacharán a las 3 de la mañana? ¿Se trata de algún acuerdo sobre flexibilización de horarios pactado con los sindicatos?

Son las tres de la mañana
y parece que va a ser otra noche en vela...

Así comienza el éxito de Crystal Gayle Talking In Your Sleep, número 1 en las listas de música country en 1978... No, espere un minuto, en realidad es la nueva sintonía de la campaña de Hillary Rodham Clinton.

En el caso de Crystal, su noche de insomnio se debía a su marido que dormía junto a ella y que hablaba en sueños, gimiendo de éxtasis y susurrando tonterías a alguna otra chica. Pero hace tiempo que Hillary aprendió a pasar ese tipo de noches roncando. En su caso, el insomnio de las 3 de la madrugada está provocado por el teléfono rojo presidencial de la mesilla alertando de alguna crisis global.

En su primer anuncio de "Son las 3 de la mañana", el teléfono sonaba a causa de una emergencia de seguridad nacional: Al-Qaeda ha secuestrado aviones de pasajeros con bombas nucleares, o algo por el estilo, y se dirigen hacia nosotros. ¿Quién quiere usted que responda esa llamada de las 3 de la mañana? ¿Acaso un duro presidente como la presidenta Rodham Clinton, cuya experiencia de batalla se forjó a mediados de los noventa cuando aterrizó en medio de un ataque nuclear sobre los Balcanes y aún así logró conservar la sonrisa y saludar personalmente a cada uno de los alumnos de de cuarto de primaria que fueron a recibirla con flores radioactivas? ¿O un joven e inexperto novato como Barack Obama, cuya limitada experiencia en llamadas telefónicas internacionales se debe al hecho de que durante su adolescencia en Yakarta el único en toda Indonesia que disponía de línea exterior era el presidente Sukarno?

Bueno, en realidad la respuesta es: ninguno de los dos. Los portavoces de la campaña de McCain se lo han pasado en grande contándoles a los periodistas que estarían sumamente satisfechos si Hillary continuara pagando la emisión de este anuncio durante otros seis meses: si el asunto clave de esta campaña es la llamada a las 3 de la mañana, el senador McCain, muy agradecido a la campaña Clinton por financiar su anuncio televisivo más eficaz hasta la fecha, es su hombre.

Así que la senadora Clinton ha lanzado otra viva y electrizante escenificación de las tres de la mañana:

Son las tres de la mañana, y sus hijos están durmiendo sanos y salvos. Pero un teléfono suena en la Casa Blanca. Esta vez la crisis es económica. Las ejecuciones de hipotecas se acumulan, los mercados se tambalean.

John McCain acaba de afirmar que el Estado no debería tomar ninguna medida real contra la crisis inmobiliaria y que él dejaría sonar el teléfono. Hillary Clinton tiene un plan para proteger nuestros hogares y crear puestos de trabajo.

Son las tres de la mañana, hora de un presidente preparado.

¡Caramba! ¿Será que en la futura presidencia de Clinton todos los asuntos se despacharán a las 3 de la mañana? ¿Se trata de algún acuerdo sobre flexibilización de horarios pactado con los sindicatos? ¿Qué "se acumulan las ejecuciones de hipotecas"? Pues mejor será despertar a la presidenta. Debe ser que hay tantas que los bancos ya no pueden ejecutarlas todas durante el horario de oficina.

– Señora presidenta, el Primer Banco Nacional de Mofeta Muerta del estado de Maine ha comenzado a presentar avisos de ejecución a medianoche.
– Muy bien, tírales una bomba.
– Esteeee, vale, tal vez podamos esperar hasta la reunión habitual de media tarde.

Son las 3 de la mañana y sus hijos duermen sanos y salvos. Sin embargo, un teléfono suena en la Casa Blanca. Suena, suena y vuelve a sonar. Los misiles No Dong de Kim Jong-Il se dirigen a las principales ciudades de la Costa Oeste, pero la presidenta no responde porque a las 2:57 de la mañana, la secretaria de Amas de Casa llamó para alertarla de la creciente crisis provocada por la ausencia de cascos de bicicleta infantiles homologados por la legislación federal. Cuando el barril de pólvora estalle, ¿a quién quiere usted en la Casa Blanca? ¿A Hillary Rodham Clinton, cuyo contrato telefónico personalizado "Plan Amigos, Familia, Ministros de Exteriores de la Unión Europea y Dictadores de Ultramar" le permite recibir llamadas sin coste entre las 2 y las 4 de la mañana? ¿O John McCain, que le echaría la bronca a la telefonista de la Casa Blanca por despertarle con una llamada de la directora de la Agencia Federal de Carriles Bici?

Como reza la famosa cita de Scott Fitzgerald, siempre son las 3 de la mañana en la noche oscura del alma, siempre. Y así sucede en la noche oscura de la campaña de Clinton, día tras día. Cuando Hillary comenzó a pasarlas canutas a cuenta de su embuste sobre el aterrizaje en helicóptero bajo fuego enemigo en Tuzla, se salió por la tangente achacando el asunto a la falta de sueño. ¿No será que pasa muchas noches despierta a las 3 de la mañana? En su último anuncio, Hillary responde al teléfono a las 3 de la madrugada para recibir las últimas noticias sobre ejecuciones hipotecarias perfectamente peinada y maquillada e impecablemente vestida. ¿Acaso tiene que levantarse a las 2 y así estar lista para el anuncio electoral de las 3, lo cual le causa una recaída en sus fantasías bosnias?

El otro día mi colega radiofónico Hugh Hewitt llamó mi atención sobre una noticia de la BBC acerca de Hillary. Preguntada por la experiencia de los candidatos, la senadora Clinton respondía: "Yo aportaré a la Casa Blanca la experiencia de una vida. Sé que el Senador McCain posee otra vida de experiencias que aportar a la Casa Blanca. El senador Obama cuenta con un discurso pronunciado en 2002."

¡Guau! ¡Vaya frase! Que tenga que pronunciarla ella misma nos da la medida de su creciente aislamiento. Si hubiera competido contra Bush en 2000, los medios la habrían utilizado por ella. Si estuviera en mejor forma para 2008, sus asesores y partidarios estarían lanzando la frase contra Obama. Geraldine Ferraro reconoció una sencilla verdad acerca de Barack: un individuo blanco con un currículum vitae tan exiguo se habría visto obligado a abandonar el escenario entre los abucheos del respetable, pero al decirlo fue ella quien ha tenido que hacer mutis entre los pitidos del público. Esta semana, Randi Rodas, la excitable presentadora de la agitada cadena de radio progre Air America, descalificó a Ferraro llamándola "David Duke vestido de drag queen" y refiriéndose de paso a Hillary como "una gran zorra".

La senadora Clinton fue la candidata del aparato de un partido adicto a la novedad (en cuanto a candidatos, puesto que sus políticas siguen ancladas en los años 60). Hill calculó que, dada la deferencia de los demócratas a la política de la identidad, su sexo constituiría una novedad suficiente para imponerse con holgura. Pero Obama superó el envite y ahora son siempre las 3 de la mañana y el teléfono no deja de sonar. Me recuerda a la fabulosa balada de Frank Sinatra, Harold Arlen Johnny Mercer:

Son las tres menos cuarto.
No hay nadie aquí salvo tú y yo...

Uno de los primeros partidarios de Hillary, el superdelegado y gobernador de New Jersey Jon Corzine, dice ahora que si ella no gana el voto popular él se pasará a Obama. Pat Leahy, senador por Vermont, afirma que Hillary debe arrojar la toalla por el bien del partido.

Bueno, así son las cosas
y, Joe, sé que estás deseando cerrar...

El garito cierra, y por mucho dinero que Hillary meta en la máquina de discos, la marcha Hail to the Chief (Saludo al jefe) no sonará. Un día de estos la pillarán con el micrófono encendido recitando la letanía "No puedo creer que esté perdiendo frente a este tío". Así es como concluye la era Clinton, no con un gran estruendo, sino con un gemido de autocompasión:

Estamos bebiendo, amigo mío,
por el fin de una larga historia.
Sirve una para mi chica
y una más para el camino.

Son las 3 de la mañana. ¿Alguien sabe dónde está su campaña?

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