El lunes pasado día 4 de enero se celebró en Madrid, en el distrito de Chamartín, una Cabalgata de Reyes. No era la oficial de Madrid, que se celebra todos los años, como en otros lugares de España, la víspera de Reyes y que forma parte de las tradiciones de este país. Personalmente creo que hay que respetar lo más posible el sentido de las tradiciones, su origen, que justifica la razón por la que se celebra, en este caso, que los Reyes Magos acudan a traer regalos a los niños en la madrugada del 6 de enero. Luego uno puede libremente profesar o no la religión que quiera, y darle personalmente en su vida el sentido que considere a esta tradición.
Pero objetivamente, la tradición tiene un sentido independiente de las creencias e intereses de las personas. Me voy primero a referir al origen de esta tradición fundamentalmente católica y ortodoxa, que se remonta a hace más de dos mil años. En realidad fueron unos sabios, no reyes, que venían de Oriente. Cuando Jesús nació de la Virgen María en Belén, reinaba Herodes, y fue entonces cuando estos sabios emprendieron su viaje desde Oriente, guiados por una estrella, con la intención de adorar a Jesús y ofrecerle como regalos, oro, incienso y mirra. En su camino preguntaron a Herodes por el paradero de ese niño, que llamaron Rey de los judíos. Herodes temió perder su trono y encargó a los sabios que cuando le encontrasen le avisaran para ir él mismo a adorarle, aunque su intención era matarle. Una vez que los sabios encontraron y adoraron a Jesús, fueron advertidos en sueños de que no volvieran donde estaba Herodes, y regresaron a su país por otro camino. José fue también advertido en sueños del peligro que corría Jesús y de que tenían que huir a Egipto hasta que pasara el peligro. Herodes al sentirse burlado por los sabios, se enfureció mucho y mandó matar a todos los niños de Belén y de todo su término que tuvieran menos de dos años. La Sagrada Familia estuvo en Egipto hasta la muerte de Herodes. Así aparece en la Biblia, en el Nuevo Testamento, Mt 2.
No tengo noticia de que en años pasados hubiese participado una carroza pro vida en una Cabalgata de Reyes. Esta es la primera ocasión que yo sepa, en la celebrada en Madrid en el distrito de Chamartín, pero encuentro que tendrían que haber participado más carrozas pro vida en todas las cabalgatas de cualquier lugar de España, y seguro que no soy la única persona que opina así. Y ojalá no falten para otros años. La verdad es que es la carroza que encaja mejor con el sentido original de la tradición, especialmente oportuna con el proyecto de ley de aborto en trámite. Herodes engaña a los "reyes" para matar a Jesús recién nacido... imaginen cuáles hubieran sido los reparos de Herodes para llevar a cabo su maléfico plan, si éste encuentra a María antes de nacer Jesús. Y posteriormente, el infanticidio más conocido de la Historia. Lo dicho, carrozas pro vida las más indicadas.
Lo que no entiendo es que le produjera tanto escándalo a una concejal socialista que un concejal del PP permitiera la carroza, hasta el punto de que, calificándolo de "indecencia", pidiera además su dimisión. Con ese tipo de declaraciones, se actúa como esbirro de quien, para confundir a las personas, se sirve de la estrategia de llamar al mal, bien, y al bien, mal. La libertad de expresión es un derecho recogido en la Constitución española con el límite en el respeto a los derechos fundamentales, como el derecho a la vida. Pero la concejal socialista aludió a la vulneración de los derechos reproductores de las mujeres. Si se refería al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, es decir, a abortar, no existe ningún derecho en la Constitución que reconozca a las mujeres poder para matar a sus hijos no nacidos. Lo que dice es que "todos tenemos derecho a la vida" y en concreto, al ser humano no nacido, se le considera un bien jurídicamente protegido. Este derecho a la vida, que es el más fundamental de todos, está recogido en la Constitución española respetando la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como todo tratado y convenio internacional suscrito por España, los cuales la Constitución no debe contravenir. Y no hay ninguno que no reconozca al ser humano el derecho a vivir antes de nacer. Por eso es inconstitucional que el proyecto de ley de aborto se refiera a un derecho fundamental de la mujer en el ámbito de su salud sexual y reproductiva. Ese derecho fundamental no existe. Lo curioso es, y esto es anecdótico, que diera por hecho hoy la existencia de un derecho que sólo reconoce un proyecto todavía no aprobado, porque lo relevante es que de aprobarse el proyecto, la nueva ley reconocería en tal caso un derecho ilegítimo, aparte de inconstitucional.
Ninguna ley, ni la ley suprema, la Constitución, hace legítimos los actos que regula por el hecho de regularlos, por lo que puede ocurrir que lo legal no coincida con lo legítimo. Existen por tanto las leyes injustas, como las que existían en Alemania en la época nazi. De ahí que en 1948 se acordara internacionalmente la elaboración de una Declaración Universal de Derechos Humanos, irrenunciables para todo ser humano y de obligatorio respeto por parte de toda la comunidad internacional, y dentro de ésta, está España.