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Michelle Malkin

La principal noticia del 2007

Hay una razón por la que los editores de revistas y periódicos estén colocando como su principal noticia del año cualquier cosa que no sea el incremento de tropas (¿Putin? ¿La masacre de Virginia Tech? Venga ya).

No debería de haber ninguna duda sobre cuál fue la noticia del año pasado: la campaña de contrainsurgencia de Estados Unidos en Irak, los desafortunados esfuerzos de los demócratas por sabotearla y la obstinada negativa de los medios occidentales "de referencia" a reconocer los progresos militares.

Lo sucedido en enero definió el resto del año. Entramos en el 2007 con una vehemente oposición progre al aumento de 21.000 efectivos norteamericanos y a los cambios tácticos para proteger Bagdad. En los doce meses posteriores, los demócratas intentaron descarrillar esta estrategia militar y privar a la guerra de la financiación necesaria, fracasando una y otra vez. Sus aliados venenosamente partidistas de MoveOn.org difamaron al arquitecto del incremento y patriota, el general David Petraeus, calificándolo de traidor. El New York Times y Associated Press lucharon a brazo partido por ocultar los éxitos del aumento ahogándolos con su implacable runrún de nuevos récords de fallecidos. Pero a finales de año, con chiítas y suníes manifestándose y rezando juntos por la paz, hasta los demócratas y medios de comunicación del no a la guerra se vieron obligados a reconocer que se habían llevado a cabo mejoras en la seguridad y un innegable progreso militar.

¿Que aún queda mucho por hacer? Pues claro. ¿Que hubo otros factores que contribuyeron al descenso en la violencia y a los "despertares" en la provincia de Anbar y Bagdad? Evidentemente. Pero volvamos a enero. Recordemos la retórica contraria al aumento de tropas y la ortodoxia tan espectacularmente equivocada.

Cuando el 24 de enero fue aprobada por 19 a 9 la resolución del Comité de Relaciones Exteriores del Senado oponiéndose al aumento, el senador Joseph Biden, presidente del panel, afirmó falsamente que aquello no era "un intento de avergonzar al presidente". Ya, claro. Eso es lo que los demócratas han estado intentando hacer todo el año. Biden argumentaba: la medida "está diseñada para hacer saber al presidente que hay muchas personas en ambos partidos, demócratas y republicanos, que están seguros de que un cambio en nuestra misión para entrar en Bagdad –en mitad de una guerra civil– así como un incremento en los efectivos sobre el terreno... es el camino equivocado a tomar, y estoy seguro de que tendrá el efecto contrario –repito, contrario– al que pretende el presidente."

Siete meses más tarde, el representante demócrata y pacifista radical Brian Baird volvía de Bagdad y reconocía la realidad:

Como demócrata que votó en contra de la guerra desde el comienzo y que ha sido francamente crítico con la administración Bush y la estrategia posterior a la invasión, estoy convencido por las evidencias de que la situación ha comenzado finalmente a cambiar sustancialmente para mejor... las personas, las estrategias y los hechos sobre el terreno han cambiado a mejor y esos cambios justifican el cambiar nuestra postura sobre lo que se debe hacer.

El equivocado Biden insistió en que la resolución contraria al cambio de estrategia no pretendía avergonzar al presidente. Los detractores de la misión de Bagdad insistían en que no querían que América fracasase. Pero no olvidemos de dónde partían los demócratas en enero, y dónde sigue estando la dirección del partido. Una encuesta de Fox News reveló a mediados de enero que un preocupante 49% de los demócratas o bien deseaba que perdiéramos en Irak o "no sabía" si quería que tuviéramos éxito. Todos los demócratas de la Cámara menos dos votaron en contra del incremento de tropas. Pero según nuestros militares iban teniendo éxito, pasaron de argumentar en contra de la estrategia a discutir si la violencia descendía o no en Bagdad, para finalmente argumentar sobre el motivo real de que esa reducción hubiera tenido lugar. Durante todo el tiempo, el general Petraeus y las tropas que servían a sus órdenes permanecieron firmes, sinceros y valerosos. El 23 de enero dijo ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado: "El camino en adelante no será ni rápido ni fácil."

Eso es también lo que escuché repetidamente a los oficiales que entrevisté mientras estuve empotrada en Bagdad en enero, justo cuando se estaba movilizando a la primera oleada de nuevas fuerzas. Es un mensaje que los medios de Washington, que no ven más allá de la gratificación inmediata, no quisieron transmitir.

Hay una razón por la que los editores de revistas y periódicos estén colocando como su principal noticia del año cualquier cosa que no sea el incremento de tropas (¿Putin? ¿La masacre de Virginia Tech? Venga ya). Las buenas noticias en la guerra contra el terror son malas noticias para aquellos que apuestan porque fracase. Es mucho más sencillo explotar las bajas y la lucha sectaria, lanzar acusaciones sensacionalistas de atrocidades y demonizar a los hombres y mujeres de uniforme para así dar rienda suelta al Síndrome de la Locura contra Bush, como hizo el analista militar de la NBC y periodista del Washington Post William Arkin el 30 de enero cuando acusó a las tropas de disfrutar de "entretenimientos obscenos" y servir de fuerza "mercenaria".

Uno de los militares a los que Arkin consideraba "mercenario" era el segundo lugarteniente Mark J. Daily. El 19 de enero, un lector me envió un correo electrónico avisándome de que el destacado soldado de 23 años había sido asesinado en un ataque con una bomba casera en Mosul junto con tres camaradas más. Para MoveOn.org y los líderes demócratas y la prensa contraria al incremento era simplemente otro número. Otra "víctima". Otro peón a utilizar. Pero en su página de MySpace y por todo Internet resuenan sus inmortales palabras:

Algunos han permitido que su resentimiento hacia el presidente provoque un aplauso sordo por los reveses en Irak. Otros han condenado irónicamente la guerra porque ha atascado a nuestras fuerzas y les ha impedido hacer frente a regímenes criminales en Sudán, Uganda y otros lugares. Yo simplemente decidí que el momento de los debates sobre los oprimidos había pasado y me alisté.

Con toda sencilla, afirmó: "Sinceramente creo que el ejército de los Estados Unidos es una fuerza de bien en este mundo."

Es la herencia que el segundo lugarteniente Daily dejaba en este mundo, y la herencia que contra todo pronóstico político y mediático definió el año 2007.

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