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Miguel del Pino

Sube le luz. El final de un sueño

Durante los años de optimismo irreflexivo de los que ha venido a despertarnos la crisis, España apostó con fuerza por las renovables dotándolas de subvenciones.

La inaplazable subida del recibo de la luz anuncia consecuencias muy negativas para los defensores de las energías renovables. Habrá "efectos rebote" no siempre justos contra quienes han defendido las subvenciones a fuentes energéticas llamadas "limpias" que ahora se vuelven contra ellos y pasan su factura. Es el momento de reflexionar de manera tranquila y, sobre todo, científica.

El profesor Juan Velarde, una indiscutible autoridad en materia económica, lo advirtió claramente en los momentos de euforia proteccionista de las renovables: "un país no puede luchar contra el paro y levantar su economía si no puede abastecerse de energía barata y procedente de fuentes diversas"; todo lo contrario a lo que en España, excesivamente dependiente del gas argelino, vine sucediendo durante décadas.

La ciudadanía no puede imaginar el dédalo de tuberías submarinas que conduce el gas argelino hasta nuestros puertos especializados. Estas impresionantes obras de ingeniería y una aceptable relación política con el país casi vecino nos aseguran, de momento, el suministro de gas como principal fuente energética. Carecemos de petróleo en cantidades aprovechables y no hemos desarrollado la suficiente tecnología nuclear como para autoabastecernos. Recordemos el "Nuclear no, gracias" mientras Francia batía records en su desarrollo en este sentido.

Los ejemplos de Italia y Ucrania

En el verano de 2006, un árbol abatido por el viento sobre unos cables dejó a Italia sumida en un gigantesco apagón. De pronto, los ciudadanos de aquel país comprendieron que se habían convertido en unos inválidos enérgeticos en virtud de su dependencia de la conexión con las nucleares francesas. No todos habían jugado con las mismas armas, y los inocentes defensores de la satanización de las nucleares dependían ahora de sus más sagaces vecinos.

Otro inquietante ejemplo se ha producido tras la disgregación de las repúblicas de la antigua Unión Soviética. Ucrania habrá sido el granero de aquel gigante y su península de Crimea podrá producir vinos dulces comparables al suave y delicioso moscatel del Penedés, pero necesita el Gas de Rusia hasta el punto de carecer realmente de independencia en sus decisiones polticas globales. Una vez más la energía impone la tiranía de sus leyes, y en algunos momentos extremos el fantasma de la guerra ha planeado sobre estos enclaves que luchan por incorporarse a la Europa democrática.

El "observatorio de la energía" en España

Durante los años de optimismo irreflexivo de los que ha venido a despertarnos la crisis y muy especialmente durante la "etapa Zapatero", España apostó con fuerza por las energías llamadas renovables, eólica y solar principalmente, dotándolas de subvenciones que el tiempo y la crisis han venido a poner en cuestión. El Fondo Mundial para la Naturaleza España, WWF, estableció en aquellos años un "observatorio de la energía" en el que se recogía con visión optimista, la aportación al mix energético total español que procedía de dichas fuentes. En algunos momentos llegamos a ser líderes europeos en este sentido, es decir, quienes jugábamos más limpio en la producción de fuentes energéticas. Un sueño damasiado bonito y posiblemente utópico.

¿Qué hacer a partir de ahora?

No sería justo hacer recaer sobre el ecologismo la totalidad de la responsabilidad de la subida de los costos energéticos. Merecía la pena intentar diversificar nuestras fuentes de energía y no estamos sobrados de recursos para hacerlo. Además, el mundo desarrollado apuesta con fuerza imparable por el alcance del "mundo VAS" (viento, agua y sol) como base de los recursos energéticos del futuro. Simplemente hemos jugado a ser ricos y vivíamos de ilusiones que, por desgracia,parece que no podíamos permitirnos.

Tampoco parece lógico suprimir de pronto y por decreto la investigación y el desarrollo español en materia de renovables. Una cosa es ajustar los presupuestos y otra, muy diferente, separar nuestro vagón de ese tren que conduce a la energía del futuro. Hay que hacer bien las cuentas y replantear la opción "renovables" sin descartarla como componente del conjunto de recursos energéticos de España.

¿Qué hay de la opción nuclear?

Ese tren, el nuclear, sí lo pedimos hace tiempo, para unos por suerte y para otros por desgracia, pero hay que rebatir la idea de "nucleares como fuente energética del futuro". La producción de energía nuclear como fuente muy rentable y relativamente barata ha llevado a algunos países, como Francia y Rusia, a la vía de la prosperidad y el desarrollo. Sólo participan de los beneficios, en tanto sus inocentes vecinos que se asustaron o se rindieron a la sonrisa del sol que proclamaba "Nuclear no, gracias", comparten el riesgo y sufren la acumulación de residuos. Hoy también la energía nuclear tiene sus días, o si se quiere sus décadas contadas.

Las razones son evidentes: las centrales nucleares se basan en los materiales radiactivos contenidos en su reactor, y éstos deben ser superconcentrados a partir de tierras ricas en ellos que son escasas en la superficie de la Tierra. Para decirlo muy claro, todos sabemos que el petróleo disponible para el hombre se acabará relativamente pronto de no encontrarse urgentemente nuevos depósitos de importancia, pues bien, también los recursos radiactivos necesarios para alimentar reactores nucleares a gran escala, podrían faltar en un futuro casi imediato.

Hacia el mundo VAS

Viento, agua y sol. Todo está ya perfectamente calculado y los países desarrollados se preparan para el acceso a esta llave de la energía del futuro. No se tratará de "molinillos de viento" o de espejos de varias hectáreas, sino de estructuras recolectoras de energía monumentales y perfeccionadísimas. Las llamadas “tierras raras”, es decir, algunos elementos químicos muy escasos, algunos de reciente descubrimiento, serán la clave, de manera que hasta el mapa de poder político variará en función de la riqueza de los diferentes países en estas joyas del sistema periódico que habrá que utilizar con gran cuidado, y reciclar de manera escrupulosa. China y Estados Unidos van a estar a la cabeza de la relación de “nuevos ricos”.

¿Apóstoles políticos? ¡No gracias!

Ante la proximidad de la Cumbre de París en la que dentro de dos años se planteará de nuevo el llamado "cambio climático", algunas organizaciones comienzan a postular al Presidente Hollande como nuevo líder en la lucha contra este pilar de los principios pseudo ecologistas. La sombra de un nuevo Al Gore planea ya como una siniestra amenaza contra el enfoque científico de los problemas ambientales y parece necesario resucitar, modificado, el lema de aquella célebre pancarta de los años setenta que tanto contribuyó a frenar el desarrollo nuclear. Pongan el rostro de cualquier político con inquietudes de profeta de la Tierra y subtitulen: "políticos… no gracias".

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