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Pablo Molina

Això és una dona

No es sólo que Anna Montilla tenga que atender a las dieciséis ocupaciones laborales que tiene asignadas, sino que al llegar a casa debe ocuparse también de las trillizas y de la inmersión lingüística del iznajeño

A la esposa de Montilla hay que concederle la Medalla al Mérito en el Trabajo y hacerlo inmediatamente, antes de que el Tribunal Constitucional revise al alza el texto del nuevo estatuto y se convierta por derecho propio en primera dama de la nación catalana, en cuyo caso no quedaría bien recibir distinciones del país vecino.

En el momento de publicar estas líneas, la señora tiene dieciséis puestos de trabajo, aunque no es descartable que durante el fin de semana aparezcan nuevas ocupaciones de la presidenta consorte, por supuesto remuneradas, que los Montilla no trabajan por la patilla.

El caso de la segunda esposa del primer ministro Montilla es asombroso por la capacidad de trabajo que demuestra en su desempeño cotidiano, porque no es sólo que tenga que atender a las dieciséis ocupaciones laborales que tiene asignadas, sino que al llegar a casa debe ocuparse también de las trillizas y de la inmersión lingüística del iznajeño, a ver si consigue que el bachiller cordobés alcance el nivel C en la lengua del imperio catalano-balear.

Sería interesante conocer cómo organiza la agenda este portento proletario porque el día tiene sólo veinticuatro horas, también en Cataluña, salvo que el TC disponga lo contrario. ¿Ha adquirido la mujer del president el don de la bilocación? ¿Es su bolso un centro de comunicaciones que le permite desempeñar sus tareas sin estar físicamente en el lugar de trabajo? A todos los que se nos quedan cortos los días trabajando sólo para una empresa nos gustaría saber cómo lo hace Annita, para así disponer de más tiempo libre y, eventualmente, encargar trillizos.

Habrá quien se queje de que una socialista acumule dieciséis ocupaciones mientras cada vez más proletarios, tan socialistas como la Montilla, se van al paro irremediablemente, más no deben preocuparse porque Zapatero prometió pleno empleo en esta legislatura y es un hombre que siempre cumple su palabra. Sucede simplemente que ha empezado por Cataluña, concretamente por los Montilla, para seguir por la costa hacia abajo y de ahí avanzar hacia el interior. Es sólo cuestión de esperar sentados. Mayormente en la puerta de la oficina del paro.

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