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Pablo Molina

El 'fúlbor' catalán también se pronuncia

Lo menos que hay que pedir a los aficionados independentistas del Barça es que tengan la valentía de asumir las consecuencias.

La imagen del campo de juego del Fútbol Club Barcelona en los prolegómenos del partido contra el Madrit, con la bandera del Reino de Aragón enseñoreándose de la grada, fue saludada por el nacionalismo del terruño como una ratificación popular de sus postulados independentistas. La interpretación de la anécdota habría sido archivada como un alarde más de los nacionalistas catalanes, siempre excesivos a la hora de otorgar significado político a cualquier manifestación que incluya una bandera, si no fuera porque la amplia mayoría de los presentes validó la tesis de Mas coreando la palabra independencia las dos veces que el reloj marcó el minuto 17:14 de juego, en referencia a una de las fechas históricas que la mitología nacionalista ha incluido en su efeméride de agravios seculares en lugar destacado.

Ahora bien, ninguno de los que coreaban el pasado domingo la palabra independencia en el Camp Nou se detuvo un instante a pensar cuál sería la consecuencia lógica que ese proyecto político implicaría en términos futbolísticos, en última instancia la cuestión que se ventilaba en esos momentos. En un partido del Barça contra el Gavá, valedero para la Copa de Catalunya, habría cierta coherencia en que la masa de aficionados azulgranas expresara ese deseo emancipador, pero hacerlo cuando el equipo está jugando contra su gran rival, casualmente español y en un partido de la liga española, supone rechazar la participación del mismo en la propia liga española.

Lo menos que hay que pedir a los aficionados catalanes del Barça, incluso a los que sean militantes de ERC, es que tengan la valentía de asumir las consecuencias que sus proclamas llevan aparejadas. Si quieren estar fuera de España, es absurdo que griten "¡Independencia!" cuando juegan contra el Madrit. Lo que deben hacer es boicotear a la junta directiva del club hasta que haga suyo ese deseo independentista y retire al equipo de la "liga del Estado español". Con untar convenientemente a los dirigentes de la UEFA para que permitan al campeón de Cataluña disputar la Champions League sería más que suficiente para seguir disfrutando en el Camp Nou de partidos de fútbol contra rivales de campanillas. Y si Roures se molesta por fruslerías como los derechos televisivos, comprados a precio de oro, que pida consejo a Lara. El dueño de Planeta, Antena 3 y próximamente también de La Sexta, estas cosas las tiene muy claras.

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