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Pablo Molina

El milagro del diputado de Podemos por Murcia

En los escasos cuatro años que ha estado en el Hemiciclo, Sánchez Serna se ha hecho con un capitalito.

Javier Sánchez Serna, diputado electo por Podemos en la circunscripción de Murcia en las elecciones generales de 2015, presentó una declaración de bienes tras su toma de posesión de escasa complejidad, ciertamente: cero euros. A pesar de estar en la treintena, este joven licenciado en Filosofía ni había logrado aprobar las oposiciones a profesor de secundaria ni acreditaba ocupación alguna. Con treinta añazos bien cumplidos, el muchacho todavía no había roto a trabajar, lo que no le impidió (sino todo lo contrario) resultar elegido para encabezar las listas de Podemos.

En los escasos cuatro años que ha estado en el Hemiciclo, el diputado murciano de Podemos se ha hecho con un capitalito, lo que habla mucho y bien de la industriosidad de los ultraizquierdistas cuando tocan pelete. En concreto, Sánchez Serna pasó de no tener ni un puñetero euro en su cuenta bancaria a disfrutar de un saldo de 86.000; y es aquí, precisamente aquí, donde empiezan los problemas para el hombre fuerte de Pablo Iglesias en Murcia, responsable de la gestora creada en la Región tras la marcha de los anteriores dirigentes al partido de Errejón.

Las matemáticas, ese constructo heteropatriarcal del capitalismo, conspiran contra este joven idealista. Así lo puso de manifiesto una dirigente local de su propio partido, que no se explica cómo es posible acumular en el banco en menos de cuatro años semejante cantidad, equivalente a lo que les está permitido ganar a los altos cargos de Podemos por sus propios estatutos. La conclusión es obvia: o Sánchez Serna ha vivido esos tres años y medio sin comer, viajar, vestirse y sacar dinero del cajero, o "lo de la limitación de salarios tiene truco", en palabras de esta insurgente.

La respuesta del diputado y presidente de la gestora provincial ha sido la que cabe esperar en una formación que hace de la rendición de cuentas, el debate abierto y la democracia interna sus principales señas de identidad: expulsarla del partido. Y junto a ella a otros dos disidentes, uno de los cuales se había dado de baja como militante hace años, razón por la cual intentará crujir a sus excompañeros por haber vulnerado la legislación vigente en materia de protección de datos.

Pues bien, este diputado frugal, que parece no necesitar comer para vivir, es el flamante secretario cuarto de la Mesa del Congreso (gracias, PP; gracias, Cs; gracias, Vox), ocupación que le supondrá unos emolumentos totales cercanos a los 8.000 euros en 14 pagas mensuales. Si se jubila en las Cortes y sigue haciendo gala de esa vida frugal, puede acabar apareciendo en la Lista Forbes. Votos de los enemigos de la casta no le han de faltar.

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