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Pablo Molina

El PSOE quiere acabar con el franquismo trasvasista

Total, llevar agua a un sitio donde el PSOE no tiene ni la más remota posibilidad de gobernar tampoco es que sea una tarea prioritaria.

Total, llevar agua a un sitio donde el PSOE no tiene ni la más remota posibilidad de gobernar tampoco es que sea una tarea prioritaria.

La ministra responsable de los recursos hídricos de la Nación, Teresa Ribera, ha puesto en el punto de mira los trasvases, unas infraestructuras que, dice, han de tener un carácter meramente residual. Las palabras de la responsable socialista ponen fin a una tradición en materia de ingeniería hidrológica que arranca con los antiguos romanos, de cuyo legado quedan abundantes pruebas. Pero no se trata de una improvisación, sino de la consecuencia lógica de un descubrimiento que la ministra ha querido compartir en su primera entrevista a un medio de comunicación.

Ribera aseguró en una entrevista: "En realidad, no hay cuencas deficitarias ni excedentarias, porque cada cuenca tiene lo propio de cada una". Atención, porque el hallazgo es de cuidado. En efecto, "cada cuenca tiene lo propio de cada una"; pero es que esa es precisamente la razón de que existan los trasvases, para llevar recursos de una cuenca excedentaria a otra deficitaria.

Vamos a ver, doña Teresa, para que lo entienda: es como si a su papá de usted se le detecta (Dios no lo quiera) una insuficiencia respiratoria y el neumólogo le dijera: "Mire, su padre no tiene un déficit estructural de oxígeno, es simplemente que tiene el oxígeno que tiene y este no es suficiente". Quedaría espantada con esa respuesta y hasta se sentiría profundamente insultada. Pues bien, esa es exactamente la sensación que tienen los habitantes del Levante español, especialmente los agricultores, tras leer esa ocurrencia disparatada que solo busca ocultar el objetivo central de los socialistas: acabar con el muy franquista Trasvase Tajo-Segura. Total, llevar agua a un sitio donde el PSOE no tiene ni la más remota posibilidad de gobernar tampoco es que sea una tarea prioritaria.

En el Partido Popular se frotan las manos con este nuevo frente abierto para el PSOE en tierras levantinas y tachan a los socialistas de enemigos del progreso y de la igualdad entre los españoles. Sin embargo, Mariano Rajoy tuvo ocho años para aprobar y ejecutar un Plan Hidrológico Nacional y no es que no hiciera nada al respecto: es que, hasta hace unos meses, la política de su Ministerio era que no se iba a hacer ningún trasvase porque la pertinaz sequía, las organizaciones subvencionadas ecolojetas y el puñetero cambio climático desaconsejaban unas obras de semejante magnitud.

María Dolores de Cospedal debe de estar muy satisfecha con las palabras de la ministra de Pedro Sánchez, que condenan definitivamente el Trasvase Tajo-Segura. Ella misma firmó una reforma estatutaria en Castilla-La Mancha con el socialista José María Barreda que ponía fin a esa infraestructura esencial en 2015, así que lo más probable es que, tras leer la entrevista en El País, haya brindado con champán.

Al final, la obra que más riqueza ha generado en la historia reciente de España se destruirá por decisión de una licenciada en Derecho, al frente de un ministerio denominado con toda intención "de Transición Ecológica". Si sobra dinamita tras la voladura del Valle de los Caídos, la ministra Ribera tiene una idea para seguir erradicando el franquismo de esta miserable sociedad.

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