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Pablo Molina

En beneficio propio, sin descartar el ajeno

Los políticos españoles son corruptos salvo alguna excepción que alguna vez conoceremos y cuando comparecen ante un juez para declarar como acusados algunos piensan que están ante su personal de secretaría.

El auto de medidas cautelares dictado contra Jaime Matas por el juez instructor del caso Palma Arena es un documento imprescindible para conocer cómo funciona la corrupción política en la España actual. Además, resulta una pieza literaria de primer orden y deliciosa lectura, salvados los necesariamente farragosos correlatos de documentos administrativos que aparecen en la causa.

Los políticos españoles son corruptos salvo alguna excepción que alguna vez conoceremos, y están tan acostumbrados a manejar los asuntos públicos en dirección a sus intereses privados, que cuando comparecen ante un juez para declarar como acusados algunos piensan que están ante su personal de secretaría, dictando la última estrategia para robar del presupuesto ciudadano sin disimular demasiado.

El mejor ejemplo es el del ex presidente balear y su señora, cuya manera de amasar dinero, tan obscena y descuidada, dice mucho de la confianza que cierta clase política tiene en que sus desmanes jamás van a ser castigados.

El juez José Castro, instructor del mayor escándalo de corrupción hasta ahora conocido en las Islas Baleares, se ha visto precisamente en la tesitura de amparar el testimonio de una pareja dispuesta a contarle los mayores disparates para disimular sus presuntos delitos. Por ejemplo, los Matas han tenido la facundia de contarle que el pisazo de Madrid no era en realidad suyo, y si la mujer de D. Jaime lo frecuentaba, encargaba obras y participaba en las reuniones de la comunidad de propietarios era sólo porque los vecinos y el portero querían que se le pasara el disgusto por no haberlo adquirido, permitiéndole comportarse como si fuera su propietaria. ¿A quién se le puede ocurrir utilizar semejante argumento? –se pregunta el juez–, pues naturalmente a D. Jaime Matas y a su señora esposa, sobrados los dos.

De la lectura del auto se desprende que Su Señoría está muy cabreado, de ahí que tire de fina ironía para describir el pequeño calvario que ha debido soportar para recibir la declaración de los imputados. "En este insufrible peregrinar por la construcción del velódromo Palma Arena", el juzgado ha tenido que desentrañar las múltiples actividades extraoficiales con que D. Jaime Matas ha ido construyendo su pequeño imperio económico, "quizá sea por ello que le quedara poco tiempo para controlar el gasto público". En realidad prácticamente ninguno, a tenor de la forma en que se desarrollaron las actividades presuntamente delictivas en que los acusados están inmersos.

Pero el hallazgo léxico más notable del juez Castro es cuando acusa a Matas de haber organizado toda una red de corruptelas "en beneficio propio, sin descartar el ajeno", que es, para qué nos vamos a engañar, como funciona la política en nuestro país. Léanlo. Es el mejor argumento para convencerse de la necesidad de suprimir todas y cada una de las autonomías. Empezando por la balear, ya que estamos.

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