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Pablo Molina

¡Estamos heróicos!

“Somos una gran nación”, afirmaba Aznar la tarde del 11-M; y decía bien pues muy pocos países pueden acreditar a lo largo de su historia una hoja de servicios en defensa de la civilización cristiana occidental como España, que incluye episodios gloriosos como el de Lepanto aunque algunos dirigentes socialistas, con su solvencia habitual, aún no se hayan enterado de la victoria de 1571. Los herederos de la nación que evitó en su día la conquista musulmana de occidente hemos dado una nueva lección al mundo civilizado con nuestra actuación tras el genocidio del pasado 11 de marzo, pero esta vez bastante menos heroica. La blogosfera internacional lamenta esta defección moral española, y de forma casi unánime sus autores coinciden en que los resultados electorales del 14 de marzo son una victoria para el terrorismo islámico.
 
Al-Qaeda ya especulaba hace tiempo con las posibles consecuencias de una intervención terrorista en nuestro país justo antes de las elecciones. “Pensamos que el gobierno español no aguantará más de dos o tres ataques a lo sumo antes de verse forzado a retirarse por la presión popular”. Por desgracia no se equivocaban.
 
Andrew Sullivan hace un interesante análisis de lo ocurrido en las elecciones españolas “(...) Pero hay una gran ironía: Si la brigada de apaciguamiento realmente cree que la guerra para deponer a Sadam está y estaba completamente desconectada de la guerra contra al-Qaeda, entonces ¿por qué al-Qaeda responde atacando a España?; si los dos asuntos están completamente desconectados, ¿por qué hace al-Qaeda esa conexión?. La respuesta es obvia: la derrota de los Talibanes y de la dictadura de Sadam fueron los dos mayores golpes a la causa del terror islámico. Destruyeron un estado cliente de al-Qaeda y un potencial refugio para terroristas y armas de destrucción masiva. Por tanto, es de vital importancia para los islamistas atacar a quienes apoyan ambas guerras. Tiene todo el sentido. Y en la victoria electoral de los socialistas, al Qaeda ha obtenido más incluso de lo que podrían soñar. Han eliminado un gobierno que lucha contra el terrorismo por otro que intenta apaciguarlo. Por si fuera poco, de paso han asesinado a un par de cientos de infieles”.
 
En otra bitácora se comenta el razonamiento perverso que ha podido dar lugar al vuelco electoral del pasado domingo. “Los muertos —se dice— fueron causados por las políticas de Aznar. Si no hubiera apoyado a los americanos, los atentados probablemente no hubieran ocurrido, así que castiguemos a Aznar y enviemos a los políticos el mensaje de que tengan esto en cuenta para ocasiones siguientes.
 
Pero si eso es así, entonces ¿no demuestra esto que no podemos permitir que nuestra política sea vetada por otras naciones?. Después de todo, si estamos de acuerdo en que no podemos hacer lo que creemos correcto y necesario para la seguridad nacional mientras que alguien como Inglaterra, Francia, Rusia o China opongan su veto, entonces nuestros enemigos pueden paralizarnos simplemente influyendo en un país extranjero”.
 
Jay Bryant, por su parte también insiste en la tesis de que el principal beneficiario de las elecciones del 14-M es al-Qaeda. “Los españoles han dejado que al-Qaeda decida quien debe gobernar en su país. (...) Y lo más importante de todo, ningunas elecciones en el mundo están ahora a salvo de la violenta irrupción de los terroristas. Habiendo comprobado su éxito, los osamitas con toda seguridad repetirán su táctica de nuevo, quizás incluso en Norteamérica. Desde el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos han seguido una política basada en el supuesto de que el mundo o capitula ante el terrorismo o lo extirpa de raíz. Pero las fuerzas de apaciguamiento se han adueñado del Partido Demócrata y también del recientemente victorioso Partido Socialista Español”.
 
Hay otros análisis aún más pesimistas. “El resultado de las elecciones españolas del pasado 14 de marzo es la peor noticia desde que la jihad contra la civilización empezó hace más de una década. Mas de la décima parte del electorado en una de las principales democracias occidentales ha demostrado que los asesinatos masivos son rentables, y por consiguiente invitan a que ocurran más aún. Los Estados de Unidos pierden un aliado principal, y el combate contra el terrorismo islámico ha sufrido un gran perjuicio”.
 
Y otros aún más demoledores, y no por ello menos certeros. “Un español que decidió cambiar su voto en reacción a los atentados dijo al Times: “Los socialistas sacarán nuestras tropas de Iraq y al-Qaeda se olvidará de España, así que estaremos menos atemorizados”. ¡A esto se le llama espíritu luchador¡. Si el grupo terrorista vasco mata a más personas, España seguramente les dará también todo lo que ellos quieran. (...) Antes de tomar posesión del cargo gracias al apoyo a las políticas que favorecen a los terroristas de al-Qaeda, y refiriéndose a las próximas elecciones norteamericanas, el candidato apaciguador Zapatero dijo: “quiero que gane Kerry”. Kerry cuenta también con el apoyo del dictador norcoreano Kim Jong II, que retransmite los discursos del candidato demócrata por Radio Pyongyang con comentarios favorables. Por tanto, ahora Kerry tiene dos líderes europeos que le apoyan. Un socialista apaciguador del terrorismo y un marxista asesino de masas que se viste como Bea Arthur”.
 
El PSOE nos promete tras su victoria electoral el advenimiento de un nuevo orden mundial. De momento Zapatero, atenazado “por el complejo de Munich”, ya ha prometido desmarcarse del vínculo trasatlántico, abrazar el armisticio que le ofrece Ben Laden y declarar con orgullo que será el presidente de la España liberada de Vichy. La política no descansa, ni siquiera cuando se ocupan de ella ideólogos y gentes de buenos sentimientos. Por eso, hoy como siempre, es un buen momento para echar una mirada al siglo pasado y extraer alguna consecuencia práctica.
 

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