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Pablo Molina

La crueldad semántica de ZP

El relativismo intelectual sólo funciona con el estómago lleno y las facturas pagadas. Por eso el optimismo de Zapatero resulta cada vez más un alarde grotesco para disimular unas carencias insalvables a estas alturas del metraje.

A José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España mientras Rubalcaba y Blanco no decidan lo contrario, cabe atribuirle el mérito de ser el personaje más desvergonzado políticamente que ha dado nuestro país, lo que ya es mucho tratándose de una tierra que nos ha regalado personajes como esos mismos que usted tiene ahora mismo en mente.

Incapaz de hacer nada útil para solucionar los gravísimos problemas que él mismo ha creado, Zapatero no tiene inconveniente en pervertir el lenguaje para adaptar la realidad a sus designios. Los parados no están en el paro sino trabajando por el país, los nacionalistas no quieren someter al resto de los españoles a un régimen de vasallaje bajo la amenaza de independizarse sino contribuir al desarrollo de la España plural, Cuba no es una dictadura siniestra sino un país que avanza en las reformas democráticas y Moratinos es un excelente ministro de Asuntos Exteriores. Esos son sólo algunos ejemplos de la manera en que se conduce intelectualmente nuestro optimista antropológico.

Ocurre sin embargo que los parados no quieren "trabajar por el país" sino hacerlo para sus familias cobrando un salario decente, a los nacionalistas periféricos les importa un carajo la España plural, en Cuba se sigue persiguiendo la libertad como hace cincuenta años y Moratinos tiene el mismo prestigio fuera de nuestras fronteras que dentro de ellas.

Los trabajadores que han perdido su empleo y las familias que se están viendo sin hogar van a encontrar escaso consuelo en la forma en que ZP ha definido su situación, porque "trabajar por el país" sin cobrar nada más que un triste subsidio no soluciona los problemas a los que deben hacer frente de forma cotidiana.

Y es que el relativismo intelectual sólo funciona con el estómago lleno y las facturas pagadas. Por eso el optimismo de Zapatero resulta cada vez más un alarde grotesco para disimular unas carencias insalvables a estas alturas del metraje, con el insulto añadido a sus víctimas en lo que constituye un gesto de crueldad innecesario. Eso en el código penal constituye "ensañamiento", y es un agravante.

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