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Pablo Molina

La SER quiere curar a los votantes de Vox

Más les valdría buscar con urgencia un equipo eficiente de psicólogos para que les ayuden a ellos a salir de esa secta a través de una profunda desprogramación.

La repugnancia instintiva a los medios del Grupo Prisa no nos impide hacer catas periódicas, si bien involuntarias, para comprobar el punto exacto de cocción de la papilla progre que sirven diariamente a su boyante clientela.

Es lo que ocurre cuando estás en una sala de espera y en lugar del hilo musical suena la cadena SER, que debe de ser una especie de táctica de marketing inverso de algunos negocios para macerar al cliente y bajarle las defensas antes de mostrarle la factura.

En la tarde de este lunes el tema era la ideología de género, un asunto central del que depende la supervivencia de nuestro sistema democrático (Eduardo Madina dixit) y que, como todo el mundo sabe, sufre la amenaza neofascista de Vox. Las preguntas a la experta en igualdad y diversidad afectivo-sexual invitada a la tertulia no dejaban mucho margen a la duda sobre qué piensan en esa cadena, más que sobre el concepto abstracto de la igualdad entre los sexos, sobre la salud mental de los que votan a Abascal. "¿Cómo podemos ayudar a los que votan a la ultraderecha, doctora?", fue por ejemplo una de las preguntas que le espetaron a la pobre académica, que no sabía por dónde salir para no dar por buena la premisa fijada de inicio en la entrevista, según la cual las violaciones y, en general, las agresiones a las mujeres y a los homosexuales son consecuencia del éxito electoral de Vox.

También sacaron a relucir un mensaje del arzobispo de Burgos, fechado a comienzos de 2017, en el marco del proceso de beatificación de una joven de la localidad que fue violada y asesinada por el llamado Violador del Ascensor. El titular de El País que su emisora hermana traía a colación rezaba lo siguiente: "El arzobispo de Burgos pide a las víctimas de violación que se resistan ‘hasta la muerte’ por la castidad". La realidad, como casi siempre en el Grupo Prisa, es completamente distinta. El jefe de la Iglesia en Burgos no pedía nada a las mujeres que están siendo violadas; se limitó a señalar el heroísmo de una víctima católica en su lucha contra el asesino con estas palabras tan emotivas como razonables:

Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla.

Sin embargo, para la cadena SER, las palabras del arzobispo burgalés "no ayudan" en la lucha contra el machismo. En cambio, sí deben de ayudar, y mucho, párrafos como éste que el mismo diario progresista publicó en sus páginas sobre el asesinato de una monja a manos de una manada de asesinos frentepopulistas:

¿Imaginan el goce que sentiría al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y –¡mmm!– sudorosos? En 1974, al morir en su cama, recordaría con placer inefable aquel intenso desprecio, fuente de la suprema perfección.

Antes de terminar el programa, y dentro de una de estas secciones típicamente veraniegas para rellenar huecos, hicieron un repaso a esos sustitutos ocasionales que acabaron superando de lejos a los titulares a los que reemplazaron. Entre ellos destacaron el caso del grupo musical Olé Olé, cuando Marta Sánchez relevó a Vicky Larraz como vocalista. Uno de los presentes resumió la dimensión eminentemente feminista de la cadena afirmando que no podía opinar sobre la calidad vocal de la sustituta, pero de lo demás jejeje.

Esa risita es maravillosa, porque nos permite fijar las coordenadas precisas de la relación intelectual del Grupo Prisa con sus clientes. Son tan majaderos que ahora también pretenden curar a los votantes de Vox de su enfermedad. Más les valdría buscar con urgencia un equipo eficiente de psicólogos para que los ayuden a ellos a salir de esa secta a través de una profunda desprogramación.

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