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Pablo Molina

Las Belenes Esteban rescatan a los Gabilondos

Tendrá que haber algunos cambios en Prisa porque igual no queda bien que una empleada del grupo mediático salvado de la desaparición por Berlusconi, se alegre en las páginas del periódico del mismo grupo del bofetón que recibió el otro día.

Hay que ver las vueltas que da la vida. Cuatro, la cadena de televisión para progres alfabetizados (a diferencia de La Secta, que lo es para víctimas de la LOGSE), va a ser rescatada por Berlusconi del naufragio financiero que afecta al Grupo PRISA. La absorción tiene implicaciones más allá del terreno empresarial, porque se da la circunstancia de que el presidente de Mediaset y primer ministro de Italia es el objeto de escarnio preferido de los medios progresistas, especialmente en España, donde han conseguido que el propio apellido Berlusconi suene casi como un insulto. Es como si el chulo del recreo tuviera que recurrir al friki oficial de la clase, el mismo del que ha estado riéndose durante todo el curso, para que le salve de un grave peligro a la vista de todos los compañeros. Un papelón, sí, pero la dignidad humana tiene un precio y el de los referentes intelectuales del progresismo no es de los más altos.

Aunque las declaraciones de las partes interesadas indican que no van a fusionar las marcas Telecinco y Cuatro, es evidente que la nueva situación va obligar a la cadena de PRISA a introducir ligeros matices en sus apreciaciones sobre la actualidad internacional. Quiero decir, por ejemplo, que igual no queda bien que una empleada del grupo mediático salvado de la desaparición por Berlusconi, se alegre en las páginas del periódico del mismo grupo del bofetón que recibió el otro día y lo haga extensivo a todos los que le votaron. De hecho, se impone una columna de la interfecta lamentando sus recientes excesos literarios o atribuyéndolos a una mala interpretación, que queda más elegante, para no perjudicar el clima de sano compromiso empresarial surgido entre ambos grupos mediáticos.

Por otra parte, la fusión de Cuatro y Telecinco lleva aparejadas unas sinergias de lo más sugestivo que, bien utilizadas, pueden hacer que la audiencia total se multiplique por varios factores. Si yo fuera Alejandro Echevarría pondría a Belén Esteban a presentar el informativo de Cuatro junto a Iñaki Gabilondo. La campechanía y sencillez de la Esteban, que tan buena acogida tienen entre el español medio, serían el complemento ideal para la figura senatorial de un Gabilondo que, como acreditan las audiencias, tiene grandes dificultades para hacer llegar al espectador sus reflexiones filosóficas. Y es que Belén Esteban es perfectamente capaz de resumir en dos frases y un taco todo lo que su compañero Gabilondo hubiera expresado en el editorial del día, y ahora que se ha retocado la cara (la Esteban), es el momento ideal para iniciar una prometedora carrera al lado de un clásico de la información al que los imperativos biológicos le han hecho perder gran parte del tirón popular que tuvo en su día.

Y Jorge Javier Vázquez de analista político en las mañanas de Cuatro. Si ni siquiera así consiguen superar el eterno cinco por ciento de audiencia es que no merecen existir.

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