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Pablo Molina

Los 44 de Marinaleda

Todavía no sabemos si piden perdón por haber puesto en riesgo la vida de varias decenas de familias o porque al final no pudieron identificar a ninguno de los 44 hijos de perra que se han atrevido a votar a la derecha.

Todavía no sabemos si piden perdón por haber puesto en riesgo la vida de varias decenas de familias o porque al final no pudieron identificar a ninguno de los 44 hijos de perra que se han atrevido a votar a la derecha.
Cristina Pardo. | LaSexta

La Sexta se propuso el pasado domingo identificar a los votantes de VOX en Marinaleda, una anomalía rural a medio camino entre Caracas y Ramala dirigida por el señor alcalde como un sóviet de los años treinta. En la URSS se dieron cuenta hace treinta años de que el comunismo era una basura criminal. La noticia aún no ha llegado a esa parte de la provincia de Sevilla, y si lo ha hecho la tiene secuestrada Sánchez Gordillo, el alcalde de la mantelería al cuello, para no perturbar la paz social de ese reducto popular de marxismo arafatiano.

En Marinaleda no es positivo que te identifiquen como votante de VOX. La mujer del alcalde, tan demócrata como su marido (¡o más!), ha dejado escrito en las redes sociales que quiere saber qué vecinos han votado al partido de Abascal para "invitarlos" (sic) a irse del pueblo. El matiz es importante, porque si te invita la compañera de Sánchez Gordillo a abandonar el pueblo, lo más sensato es aceptar el ofrecimiento y salir huyendo sin mirar atrás.

Pues en eso estaba La Sexta este pasado domingo, en tratar de acercar a la alcaldesa a esos vecinos desafectos que no merecen vivir en el soviet sevillano, para lo cual realizó un reportaje de los que provocan escalofríos a los pocos segundos de su inicio. La periodista enviada al lugar del crimen contó con la colaboración de algunos honrados vecinos, que cumplieron con su deber cívico de señalar a los traidores. "Ahí vive uno", decía una buena mujer señalando la vivienda de una vecina con la que, sin duda, debe de tener cuentas pendientes. Y allá que iba la periodista, alcachofa en mano, para tratar de desentrañar los motivos que pueden llevar a un ser humano a votar a VOX nada menos que en Andalucía.

La pieza informativa no fue un directo, donde todo es imprevisible. Fue una grabación ideada, guionizada, realizada, editada y supervisada por los profesionales de La Sexta sin que a nadie en el equipo de Liarla Pardo le diera siquiera un poquitín de vergüenza lo que estaban perpetrando. Al día siguiente, la presentadora y la cadena se disculparon calificando de error ese reportaje. Todavía no sabemos si piden perdón por haber puesto en riesgo la vida de varias decenas de familias o porque al final no pudieron identificar a ninguno de los 44 hijos de perra que se han atrevido a votar a la derecha en las mismas barbas del demócrata Sánchez Gordillo.

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