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Pablo Molina

Moore en "La France qui tombe"

En su imprescindible libro sobre la actual decadencia francesa, La France qui tombe, Nicolas Baverez diseccionó magistralmente los males que acosan al país vecino. Ahora, como si el autodenominado mundo de la cultura quisiera confirmar este análisis, el Festival de Cannes acaba de poner la guinda concediendo su Palma de Oro al director estadounidense Michael Moore por su documental de ficción Farenheit 9/11. Pero, ¿quién es Michael Moore?.
 
Moore es un multimillonario de izquierdas, binomio bastante común en ese arco ideológico, que desde su magnífico apartamento de varios millones de dólares situado en el up-side Manhattan, reflexiona incansablemente sobre los vicios de la sociedad capitalista y su permanente obsesión por el lujo y el dinero. Pero Moore no improvisa su análisis. De hecho, uno de los valores añadidos de su producción intelectual es que él denuncia las contradicciones del universo capitalista-explotador desde dentro, para lo cual no ha tenido reparo en zambullirse en el odioso mundo de los multimillonarios: “Yo camino entre ellos. Vivo en la isla de Manhattan, un espacio de terreno de tres millas de lado que es el lujoso hogar de la élite de Norteamérica... Los que dirigen vuestra vida viven en mi vecindario. Camino por las calles con ellos cada día. (Michael Moore, Stupid White Men, p. 51).”
 
Moore es también autor de la aclamada obra de ficción Bowling for Columbine, que le valió un Oscar al mejor documental (¿?), así como de los best sellers Estúpido hombre blanco (quizá autobiográfico), o el más reciente Dude, Where’s my country?. En toda la obra reciente de Moore, el hilo conductor es su permanente odio antiamericano sazonado por otra cualidad que el obeso director estadounidense atesora en grado sumo: el desparpajo en la utilización de la mentira para adaptar la realidad a sus deseos.
 
En Bowling for Columbine, supuesto documental en el que Moore acusa a la industria de las armas de fuego de la violencia en Norteamérica, “alteró la historia, engañó a la audiencia y editó las secuencias y el audio para que tuvieran un significado contrario. En un caso concreto, seleccionó las declaraciones de una persona para su propio objetivo. El problema fue que el discurso fue conciliador y moderado. Entonces mezcló secuencias de otro discurso, desechó párrafos enteros y juntó el inicio de una frase con el final de otra. En otro caso, cuando quería criticar un spot publicitario de carácter político pero que no se centraba en lo que él quería, mezcló juntos dos anuncios distintos y añadió títulos que no aparecían en ninguno de ellos.”
 
El panfleto premiado en Cannes es otra muestra más del desparpajo con el que Michael Moore miente a su audiencia. El objetivo de Farenheit 9/11 es demostrar las estrechas relaciones entre la familia Bush y Bin Laden, como lo acreditaría el hecho de que se permitiera a la familia del terrorista abandonar los EEUU días después del 11 de septiembre, sin ninguna investigación por parte del FBI. En realidad, la Palma de Oro de Cannes 2004 no es más que la plasmación cinematográfica de otra ridícula teoría conspiranoica. Como demostró la comisión bipartidista del congreso norteamericano para esclarecer todo lo ocurrido el 11 de septiembre, “los responsables encontraron que hubo, en efecto, seis vuelos chárter con 142 personas en total, la mayoría de ellas de nacionalidad saudí, que dejaron los EEUU entre el 14 y el 21 de septiembre. Pero, en contra de lo que afirma el Sr. Moore, ninguno abandonó el país hasta que el espacio comercial aéreo fue reabierto y los vuelos normales reestablecidos. Además, el FBI investigó a todos los pasajeros, asegurándose de que ninguno de los que estaban involucrados en asuntos relacionados con los procesos abiertos por actos terroristas abandonaba el país.”
 
Esta es la obra que mereció una ovación de 20 minutos con el público de Cannes puesto en pie. El patético complejo de superioridad de la vieja Europa y el odio antiamericano unidos de la mano. Por cierto, en nuestro viaje semanal por internet encontramos a veces párrafos deliciosos como el que sigue: “Todo comienza dejándote completamente desnudo delante de 10 oficiales, incluyendo dos mujeres, como humillación gratuita para hacer que te derrumbes... La peor cárcel que probablemente pueda usted imaginar, ni siquiera con un mísero agujero para usarlo como retrete. Tienes que orinar contra una pared y dormir sobre el orín en pleno suelo. Las víctimas de las torturas exigen el desmantelamiento inmediato de esta prisión subterránea secreta.” ¿La prisión de Abu Ghraib, en Irak?. No. Los hechos objeto de esta denuncia ocurren actualmente en Marsella. Al sur de Francia. La France qui tomb

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