Menú
Pablo Molina

Ni un consenso progre sin el PP

Los populares se vienen arriba cuando tienen que votar sobre cuestiones ideológicas que los enemigos de la libertad han declarado moralmente aceptadas.

Los populares se vienen arriba cuando tienen que votar sobre cuestiones ideológicas que los enemigos de la libertad han declarado moralmente aceptadas.
Pablo Casado. | David Mudarra

Los populares se vienen arriba cuando tienen que votar sobre cuestiones ideológicas que los enemigos de la libertad han declarado moralmente aceptadas. En esos casos, los representantes populares votan siempre a favor, sin tener en cuenta lo que su electorado opinará al respecto. Es decir, claro que tienen en cuenta la opinión mayoritaria de los que les ponen en las instituciones con sus votos, pero únicamente para hacer exactamente lo contrario, como viene siendo habitual al menos desde el primer aznarato.

Los populares se avergüenzan de sus electores. Les dan asco porque son demasiado fachas para su gusto, siempre exquisito. Por eso, entre defender las ideas que comparten sus votantes o hacer de palmeros de la izquierda en cuestiones ideológicas, un alto cargo popular que quiera prosperar en el partido siempre hará lo segundo. El techo de cristal, las políticas de género, el lenguaje inclusivo, el cambio climático, la memoria democrática, las naciones existentes en España o la discriminación del español en las autonomías con dialecto vernáculo son solo unos cuantos asuntos que la izquierda ha impuesto en el debate público y los populares defienden como si los hubieran inventado ellos.

La actitud del PP en la votación de la Asamblea de Ceuta para proscribir al líder de las siglas más votadas en la ciudad autónoma es, por tanto, coherente con lo que hace ese partido en asuntos similares allá donde se suscitan. De hecho, resulta realmente valeroso que los concejales populares ceutíes se abstuvieran simplemente, en lugar de votar a favor junto con socialistas y promarroquíes, que es lo que sin duda les pedía el cuerpo.

Podemos asumir como un hecho que los votantes del Partido Popular no están de acuerdo con que su partido contribuya a declarar persona non grata a Santiago Abascal. En realidad, hasta algunos de sus dirigentes nacionales se han pronunciado en ese sentido, si bien añadiendo frases adversativas para no identificarse demasiado con la gente que vota PP. Pero cuando se trata de sumarse al consenso izquierdista, los populares nunca defraudan. ¿Por qué lo iban a hacer en Ceuta?

Esa es tan solo una de las muchas contradicciones que el partido de Casado tiene que cabalgar. Pero los que solían entregar su confianza al PP tienen ahora la ventaja de que ya no es la única opción política en España para un liberal-conservador. Seguramente lo aprovecharán.

Temas

En España

    0
    comentarios