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Pablo Montesinos

Sobre la primera crisis de Gobierno

Si en algo coinciden, incluso los cargos con sitio hoy en el Consejo, es en que Javier Arenas tendrá un hueco.

Querida Ketty:

Se habló en los corrillos del Senado de una hipotética crisis de Gobierno. "No la veo cerca, de verdad. Lo primero es salir de la crisis, y luego ya veremos", fue la respuesta de un interesado. Suenen o no los tambores de cambio, éste siempre ha sido un asunto recurrente en los círculos populares, más aún después de los muchos frentes que tienen encima de la mesa varios miembros del gabinete, y que podrían erosionar su imagen.

En los pasillos de la Cámara Alta destiló la idea de que todavía queda bastante para una nueva fotografía del Consejo de Ministros –son mayoría quienes creen que el presidente no moverá ficha hasta 2014, coincidiendo con las elecciones europeas y el previsible relevo de Jaime Mayor–, pero también que "con el jefe nunca se sabe" y cada día son menos a los que contaría que está pensando remozar su equipo.

La enemistad de Rajoy con las filtraciones es harto conocida. De hecho, se congratula cada vez que hace un anuncio importante sin que antes no lo haya visto publicado en los medios. Pero lo que no puede evitar son las cábalas y quinielas de sus propios subordinados. Y en el PP no son pocos quienes hablan de dar un impulso al Gobierno reforzando su perfil político. Más si se cumple el calendario oficial de que 2013 será mejor y en 2014 habrá crecimiento económico y creación de empleo. "Si esto es así, la economía dejará de centrarlo todo, y tendremos que tener políticos y no tecnócratas".

Si en algo coinciden, incluso los cargos con sitio hoy en el Consejo, es en que Javier Arenas tendrá un hueco. O, al menos, así se desprende de los gestos del jefe, preocupado en que el barón andaluz levante el ánimo. Arenas estuvo en los peores momentos a su lado, y ahora quiere devolvérselo. Antonio Basagoiti podría ser el otro fichaje, toda vez que se da por descontado que dejará la dirección del PP vasco. Basagoiti no solo tiene una buena relación con el presidente, sino también con Soraya. Su perfil gusta mucho en las altas esferas.

De vuelta a los actos del Senado, el vampiro Montoro –así le llaman algunos de sus colegas– volvió a poner encima de la mesa que "Cataluña y otros muchos" siguen sin cumplir con los planes de ajuste –comprometidos, y esto no es baladí, el pasado mes de abril– que mantendrían a raya el déficit público. Antes de que termine el año, tendremos datos más que fiables sobre cómo han terminado las comunidades el ejercicio, y el ministro asegura que hará cumplir la Ley de Estabilidad Presupuestaria, pero también que no quiere hacerle el trabajo sucio a las CCAA: "Eso querrían algunas, que fuéramos nosotros quienes les hiciéramos el trabajo. Pero España es un Estado Autonómico también a las maduras".

Con quien hemos tratado poco esta semana política ha sido con el presidente. En los fastos de la Constitución fue un visto y no visto, y su principal titular fue que España tiene un problema de "ultraendeudamiento" que hay que atajar. Como diría un compañero de guerra, "que paren las rotativas". Más dicharacheros estuvieron los tuyos y como sé que por allí anduviste, rivalizando entre las más elegantes del cotarro, ya no escribo una línea más a la espera de tu misiva.

Besos,

Pablo.

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