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Pablo Planas

De la Doctrina Parot a la Doctrina Carod

El caso es que, mientras que la Doctrina Parot ha sido derogada, la Doctrina Carod sigue vigente.

El caso es que, mientras que la Doctrina Parot ha sido derogada, la Doctrina Carod sigue vigente.

A los efectos de encajar el fallo del Tribunal Europeo de Derecho Humanos (TEDH) sobre la denominada Doctrina Parot, el nacionalismo catalán carece de un discurso propio y se ciñe a lo que digan y dispongan el PNV y la "izquierda abertzale". Siempre ha sido así, ni CiU ni ERC se han apartado nunca un centímetro de la ortodoxia de sus homólogos en el País Vasco. No es que el terrorismo les fuera ajeno o un fenómeno identitario extraño a la agenda catalana. Para nada. En Barcelona, precisamente, se cometió el atentado de Hipercor, hace poco más de 25 años, con 21 muertos y más de cuerenta heridos. Poco antes, en una asamblea de la banda se había decidido que lo del tiro en la nuca estaba muy visto y que había que "socializar" el sufrimiento, o alguna cosa por el estilo. El primer test lo hicieron en la capital catalana y les salió tan bien que se establecieron en Cataluña. Les gustó la zona, vaya.

En Vic, por ejemplo, Eta soltó un coche bomba en la casa cuartel de la Guardia Civil que mató a diez personas, cinco de ellas niños. En Sabadell, la misma banda y con el mismo procedimiento del coche bomba activado a distancia asesinó a seis policías de una tacada. Y a otros dos en Barcelona. Y a dos músicos militares en las cercanías del cuartel de la parte alta de la Diagonal. Y a dos concejales del PP (Ruiz Casado y Consuegra Cano se apellidaban). Y a Ernest Lluch, al que los terroristas mataron en el garaje de su casa de Barcelona. Lluch, que pensaba que se podía razonar hasta con ellos. Y a un mosso d'Esquadra, Santos Santamaría, que pasaba por allí en Figueras, como al guarda urbano Gervilla, que dio el alto al coche inadecuado en Barcelona. Y a muchos más.

Fueron los tiempos del comando Barcelona, una sucesión de células criminales que llegó a contar con exmiembros de Terra Lliure, con pacíficos okupas que daban cobijo a los gudaris en una ciudad que no tenía nada que ver ni con Rentería ni mucho menos con Madrid. ¡Por favor! Y hasta el hijo de un comisario de la Policía Nacional se metió en eso. Eta disponía de algunas complicidades en Cataluña y, por lo demás, al terrorismo etarra siempre se le dieron mejor los partidos fuera de casa, en Madrid, en Santander, en Valencia, en Andalucía o en Cataluña. En el caso catalán no sólo se podría hacer una ruta con las huellas de lo que fue aquello. Al último comando Barcelona se le incautó documentación sobre sus próximos objetivos; tan abundante que se ahorraba tiempo diciendo a quién no incluía, sobre todo en el sector de los políticos no nacionalistas.

Eso pasaba, lo de los marcajes, hasta cuando Josep Lluís Carod-Rovira pactó con Eta una tregua sólo para Cataluña. ¿Se acuerdan? No hacía ni un par de meses que se había formado el primer Tripartito, a caballo entre 2003 y 2004. ERC había entrado en el Gobierno catalán y un fin de semana que Maragall estaba fuera Carod-Rovira se vio como molt honorable en funciones y se largó a Perpiñán en coche oficial a parlamentar con los terroristas; en plan: escolta nen, que nosotros tampoco somos españoles. Josu (Ternera) se rascó la cabeza y debió de decir algo así como: "¿Qué me estás diciendo? Haber empezado por ahí". Hay una foto que lo resume todo, dos encapuchados con boina y una estelada sobre la mesa. Sí, la misma bandera que ahora está tan de moda. Aquello se entendió como todo un logro, a pesar de que Eta aclaró al poco que la pax catalana no incluía a los funcionarios, políticos y españolazos en general residentes en Cataluña. Temían que se convirtiera en un refugio y se les pudiera ir de rositas algún enemigo del pueblo vasco.

¡Cómo pasa el tiempo! Diez años después de todo aquello, ERC vuelve a gobernar en Cataluña (porque gobierna en lugar de Artur Mas) y los nacionalistas vascos envidian el proceso catalán hasta el punto de que la Esquerra marca la agenda separatista en el País Vasco. Pero como todo tiene unos límites, el terrorismo es cosa de los socios vascos y se está a la espera de lo que diga Otegi. El caso es que, mientras que la Doctrina Parot ha sido derogada, la Doctrina Carod sigue vigente.

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