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Pablo Planas

'El Congrés dels Diputats'

El Congreso y el Senado se han convertido en extensiones de ese antro que es el Parlamento catalán.

El Congreso y el Senado se han convertido en extensiones de ese antro que es el Parlamento catalán.
Eduardo Parra-Europa Press

Ya se ha dicho que Meritxell Batet y Manuel Cruz, a la sazón presidentes del Congreso y el Senado, deberían tomar nota de los métodos y procedimientos del juez Manuel Marchena si es que pretenden ejercer sus funciones con rigor y consistencia. Sin embargo, no dejan de emitir señales inequívocas en el sentido contrario. Los parlamentarios separatistas acuden a las cámaras con la indisimulada intención de reventarlas. Y, digan lo que digan Batet y Cruz, esos diputados no acataron la Constitución, sino que se rieron de la Constitución con su pánfila complacencia y pasmosa abstinencia.

Así, la distensión que pregonan los socialistas para encarar el expediente catalán no es más que la pura claudicación ante el golpismo, la aceptación de los procedimientos que rigen en el Parlament, el socavamiento permanente de la democracia y la legalidad, el desprecio por las más elementales formas de parlamentarismo y convivencia. Batet y Cruz, tercera y cuarta autoridad del Estado, desperdiciaron una oportunidad única en el momento idóneo para ejercer dicha autoridad, pero optaron por degradar sus cargos y permitir el típico circo separatista de las solemnes bravatas, en algunos casos sin hacer mención siquiera al célebre "imperativo legal". No era tan difícil evitarlo, como ha puesto de manifiesto en sobradas ocasiones el citado magistrado Marchena.

El Congreso y el Senado se han convertido en extensiones de ese antro que es el Parlamento catalán, y la prueba está en que Meritxell Batet renuncia a aplicar el reglamento de la Cámara y rebota la suspensión de los golpistas presos al Supremo. Que se coma el marrón Marchena. Igual que en tiempos de Mariano, pero con el agravante de la persistencia en la omisión. Aun así, un tema menor en comparación con la escena del presidente del Gobierno con Junqueras. Esa foto certifica el pacto del que alertan PP, Ciudadanos y Vox, el entendimiento en fondo y forma entre el PSOE y los golpistas. Junqueras le dijo a Sánchez que comprendía que no le diera la mano, sostiene el entorno del preso, pero fue el presidente quien dio el paso. Pero hombre, Oriol, qué cosas tienes. "No te preocupes", choca esos cinco y ten paciencia. ¿Será capaz Sánchez de no indultar a los golpistas si les cae una pena práctica que exceda el tiempo que han pasado en prisión provisional?

El abogado de Joaquim Forn, exconsejero de Interior y candidato a la alcaldía de Barcelona, sostiene que su cliente saldrá a la calle cuando termine el juicio en el Tribunal Supremo. El letrado Javier Melero sostiene que en ese momento se habrá disipado la posibilidad de que la fuga de un preso anule el proceso.

Tendría sentido si Forn no fuera uno de los golpistas arrepentidos. Siguió a Puigdemont hasta Bruselas pero decidió regresar y comparecer ante la Audiencia Nacional. El que fuera responsable de 17.000 mossos armados prometió abandonar la política a cambio de la libertad provisional. Denegada la petición, ahora se presenta a la alcaldía de Barcelona con el objetivo de convertir la capital catalana en la capital de la república por los mismos procedimientos seguidos por la Generalidad y el Parlament.

Tanto da. El saludo de Sánchez y Junqueras en el Congreso de los Diputados es el reflejo de un pacto de hierro. Dicen los críticos del PSOE que los de ERC no son de fiar, como se ha demostrado con Iceta, pero en ERC replican que más gordo es lo de los socialistas, que apoyaron el 155. El siguiente paso es el nombramiento del sustituto de Batet al frente del Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Se barajan, entre otros, el nombre del mismo Iceta y el de José Zaragoza, que es el diputado del PSC que se interpuso entre Abascal y Espinosa de los Monteros.

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