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Pablo Planas

El obispo de Solsona y el padre del líder del PSC

Dicen que en la vía catalana no se pasa lista. A este ritmo es que ni va a hacer falta.

Dicen que en la vía catalana no se pasa lista. A este ritmo es que ni va a hacer falta.

Las coreografías de masas requieren adhesiones inquebrantables, actitudes maximalistas y filas compactas. A la hora de fijar los límites de tales movimientos, sus impulsores suelen recurrir a ejemplos personales, dado el efecto parabólico e intimidante de los casos prácticos y concretos. Para resumir, tienden a señalar a individuos con nombres y apellidos como destilaciones andantes de lo que está bien y de lo que no. De cara a esta Diada, son dos las personas sobre las que dirige su visor el independentismo, ya en versión institucional o callejera. Se trata del obispo de Solsona, Xavier Novell, y del particular Joaquim Navarro, padre del primer secretario del PSC.

A fin de apostolar sobre el mensaje ecuménico del independentismo, los propagandistas de la vía catalana han significado el curioso caso de Joaquim Navarro, natural de Calanda, como demostración esférica de que la casa grande del nacionalismo no se reserva el derecho de admisión, de momento. Esta persona, que educó a su hijo en el socialismo y, según explican las crónicas, lo afilió al PSC cuando contaba 17 tiernos años, figura inscrita en la plataforma por el derecho a decidir y participará en la cadena humana de la Diada, junto a los amigos de la peña del bar. En la ronda de entrevistas y perfiles a la que le han sometido en la prensa afecta se destaca el desencanto con España del señor Navarro, metadato que acentúa el hecho de que se trata del padre del líder socialista que pretende anclar Cataluña en el pasado, según el desopilante relato de la situación de los visionarios del soberanismo. Con este caso, también ilustran perfectamente que Cataluña está por encima de todo, incluida la familia.

No es por nada y ya es tarde, pero no estaría de más que el debate político obviara el tipo de circunstancias privadas o personales que no vienen al caso. Pero, en la ciudad de los espías, les ha faltado tiempo a los rivales indepes de Navarro para filtrar el suculento detalle de que no le vota ni su padre.

Más sustantivo resulta aún el caso del obispo de Solsona, el más joven de España y hasta ayer con un acreditado currículo catalanista. Novell, como la monja Forcades, ha sido jaleado por los nacionalistas hasta que le ha dado por pensar y discurrió que no estaba claro eso de activar todos los campanarios de su diócesis a las 17:14 del día de la Diada, ocurrencia de la mayoría de los párrocos del Solsonés. En función de sus atribuciones, Novell les envió una carta en la que en un tono muy respetuoso con su iniciativa les recordaba empero que la Iglesia no está para dividir a la gente, que algunos feligreses podrían sentirse excluidos por tan indisimulado apoyo de los curas a la campaña soberanista y que se abstuvieran de tañer las campanas fuera de las disposiciones, usos y reglamentos del Derecho Canónico.

El primer aviso al obispo Novell le llegó vía TV3, que acompañó la difusión de la historia con una entrevista al sacerdote Fermí Manteca, titular de Iborra (Ivorra en catalán, población leridana de poco más de cien habitantes), que se despachó a gusto contra su superior y alegó que en su pueblo todo el mundo, y recalcó el todo, iba a ir a la cadena independentista, con él al frente; salvo el retén que pensaba dejar en el pueblo para activar las campanas a la hora convenida.

El segundo aviso se lo dieron a nuestro pájaro espino este domingo, con ocasión de las fiestas de Solsona, su pueblo. Sentado en un palco tuvo que soportar la sonora pitada de los congregados mientras la speaker que presentaba por megafonía a las autoridades guardaba un conveniente silencio tras haber pronunciado su nombre. La silbatina ha sido mostrada también por TV3, justo en el momento en el que Novell, nervioso, se tocaba el anillo de bisbe català. ¿Qué será lo próximo, boicotearle las misas?

Desde luego, no lo tendrá fácil a partir de ahora el obispo, a quien, de seguir con este ambientillo, podríamos ver a título personal en la cadena independentista como acto de penitencia y contrición por haber dicho que la Iglesia debería mantenerse al margen, o sea, neutral.

Dicen que en la vía catalana no se pasa lista. A este ritmo es que ni va a hacer falta.

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