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Pablo Planas

El Rey está solo

El Rey es el objetivo separatista porque el pasado 3 de octubre hizo el discurso que no hicieron y tendrían que haber hecho Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

El Rey es el objetivo separatista porque el pasado 3 de octubre hizo el discurso que no hicieron y tendrían que haber hecho Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.
Felipe VI, en una imagen de archivo. | EFE

El racista Torra, el fugado Puigdemont y el condenado Mas han enviado una carta conjunta al Rey en la que no sólo le insultan sino que le culpan del conflicto social provocado por el proceso. La tesis separatista que firman estos tres individuos es que el Rey habría tomado partido en contra de todo el pueblo de Cataluña porque en vez de hacer la vista gorda ante un golpe de Estado prefirió defender el Estado de Derecho.

Los nacionalistas se muestran especialmente dolidos y quejosos por el contenido del discurso del Rey del 3 de octubre del año pasado, dos días después del referéndum ilegal y al cabo de una jornada de huelga convocada por la Generalidad con la que se intentó desencadenar una insurrección popular, la primavera árabe o el Maidan con que los arquitectos del golpe pretendían forzar la independencia de Cataluña.

Sostienen que Felipe VI no se dirigió a los catalanes, pero eso es falso, como todo lo que dicen los nacionalistas. El Rey habló para todos los catalanes, los partidarios de la independencia y los que no lo son. A los primeros les dijo:

Desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España ni en ningún lugar del mundo.

Para los segundos –la mayoría en votos pero no en escaños por el sistema electoral caciquil– añadió a continuación:

Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.

Torra, Mas y Puigdemont también acusan al Rey de capitanear la represión, las cargas policiales del 1-O y la supuesta violencia contra unos ciudadanos que sólo querían votar. Mentiras y más mentiras para ocultar sus verdaderos propósitos. Torra quiere reunirse con el Rey. No le vale Sánchez. De ahí la carta de los tres presidentes autonómicos del proceso con una posdata del actual titular del cargo en la que invita al monarca a una cumbre bilateral para "recoser las heridas" si se baja los pantalones.

El Rey es el objetivo separatista porque los presidentes del Gobierno pasan, mientras que Felipe VI hizo el discurso que no hicieron y tendrían que haber hecho Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Pero el acoso al monarca viene de antes del 3 de octubre. El nacionalismo lo puso en el punto de mira aún de príncipe, en febrero de 2014, cuando un descerebrado introducido y azuzado por Mas le negó la mano en el salón de la telefonía móvil de Barcelona con la excusa de que la monarquía impedía el derecho a decidir y la consulta que se celebraría el 9 de noviembre de aquel año.

Cuatro semanas después de aquella votación y ya de rey, Felipe VI hizo de tripas corazón y se retrató con Artur Mas de copiloto en un auto de la factoría de Seat para celebrar los treinta años de un modelo emblemático. Se desconoce de qué hablaron o si hablaron de algo. También hay fotos del Rey con Puigdemont y con otros muchos golpistas antes del 1-O. Sin ir más lejos, de cuando la manifestación contra los atentados islamistas de agosto en Barcelona, aquella en la que las instituciones tomadas por los separatistas y sus partidos y facciones repartían carteles en los que se acusaba a Felipe VI de lucrarse con la venta de armas a los terroristas de las furgonetas y los cuchillos. El caso en Cataluña fue portada hasta de la hoja parroquial del Arzobispado de Barcelona, que ilustraba el título "Mercaderes de la muerte" con la foto de un cartel que decía: "Felipe, quien quiere la paz no trafica con armas".

Los que montaron eso y el golpe de Estado contra más de la mitad de la población catalana y el resto de España piden al monarca que rectifique, reflexione y se abra al diálogo mientras queman sus retratos cabeza abajo. También piden respeto mientras el PP se desangra y Sánchez se mira en el espejo. El Rey está solo y se la quieren liar parda. El viernes visita Tarragona y la próxima semana un pueblo de Gerona cuyo alcalde ya le ha declarado no grato, al tiempo que la CUP amenaza a los cocineros Roca por haberle alquilado un local para banquetes a fin de dar los premios Fundación Princesa de Gerona.

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